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La economía hacia las PASO

La economía está mejor, pero no aportará tanto en las urnas

03 agosto de 2017

Por Matías Carugati Economista jefe de Management & Fit y Martín Mulleady Economista de Management & Fit

La reactivación está tomando impulso. La economía tuvo un crecimiento de 3,2% anual en mayo y acumula una suba de 1% en lo que va del año. De esta forma ya se ubica al mismo nivel que antes del cambio de gestión y apenas 1,6% por debajo del pico previo (junio de 2015). Las buenas noticias no terminan allí. De acuerdo a nuestro indicador coincidente de actividad (de frecuencia mensual) el crecimiento se aceleró un poco más en junio, en línea con estimaciones alternativas del sector privado. Por si fuera poco, los datos de recaudación publicados esta semana prevén que el buen momento de la economía siguió en julio (+32% anual y +8% en términos reales si se toma una inflación mensual de 2%). La tan esperada recuperación es un hecho consolidado, aunque quedan dudas respecto a su robustez y timing, ya que la sensación en la calle aún es el de una economía bastante fría.

El mercado laboral se mueve en sintonía con la actividad. El empleo en el sector privado formal creció 0,5% anual en mayo (último dato disponible) y la cantidad de puestos de trabajo supera los registros previos al cambio de gobierno (+1,1% sin estacionalidad). De todos modos, estas cifras deben ser matizadas con el hecho de que se trata de empleo más precario. En relación al nivel que dejó el kirchnerismo, hay menos trabajo en relación de dependencia (-0,7%), más trabajadores públicos (+1,8%, compensándose los recortes en el ámbito nacional con contrataciones en provincias y municipios), más empleo doméstico (+4,2%) e independientes (+4,7% entre autónomos y monotributistas). La información preliminar de junio también es positiva: las estimaciones del Ministerio de Trabajo para aglomerados urbanos apuntan a un crecimiento de 0,8% anual. Aquí también cabe cierta precaución, sobre todo al leer los datos en clave electoral. El empleo en el Gran Buenos Aires se está recuperando pero aún no alcanza los niveles previos a la asunción de Mauricio Macri, mientras que en el resto del país ya se nota una creación neta de puestos de trabajo. Si la recuperación parece lenta, en el conurbano lo es aún más, lo cual complica las posibilidades de Cambiemos en la principal zona electoral de la provincia.

Los datos de recaudación publicados esta semana prevén que el buen momento de la economía siguió en julio

La economía se muestra mejor que antes, pero ello no aportaría demasiado en las primarias. Está claro que medir la incidencia sobre el resultado electoral es difícil, particularmente de antemano. De todos modos, podemos guiarnos con la experiencia pasada para comparar las estadísticas actuales y ver si imprimen cierto sesgo favorable, neutral o desfavorable en las urnas. El resultado de este tipo de análisis, que condensamos en el Monitor Electoral (una compilación de 14 indicadores relacionados con variables que sirven para explicar resultados electorales pasados), refleja que el sesgo está mutando de desfavorable a neutral, con algunos indicadores mostrando cierta influencia favorable. Nuestra interpretación es que las variables que le importan al votante (empleo e ingresos reales) están mejorando aunque no de forma suficiente como para volcar la elección de forma decisiva hacia el lado de Cambiemos. Interesantemente, las percepciones sociales no se modificaron sustancialmente ni durante la recesión ni ahora que la economía se recupera. El gradualismo dosifica los esfuerzos (y los costos) pero también estira los plazos para conseguir resultados. En este sentido, las primarias llegan sin éxitos que mostrarle al electorado aun considerando que el Gobierno implementó una agenda de cambios estructurales que pueden redituar en el futuro.

Con dos meses extra, la economía podría aportar algo más en octubre. Como mencionábamos al principio, el crecimiento está ganando dinamismo y hasta sectores muy afectados por la recesión, como la construcción o la industria, están creciendo (a un ritmo de 17% y 6,6% anual, respectivamente). Esta tendencia debería continuar en el cortísimo plazo, con el consumo traccionado por la suba de los ingresos reales, la inversión apalancada sobre la obra pública y la compra de maquinaria y unas exportaciones que deberían empezar a repuntar (sobre todo por el lado del agro, ya que los despachos de manufacturas muestran buen desempeño). Acaso el resultado de las primarias pueda generar cierta volatilidad en variables sensibles (confianza del consumidor, tipo de cambio, etcétera), pero los fundamentos no deberían experimentar grandes cambios. Esto implica que los primeros “brotes verdes” que se ven en nuestro Monitor Electoral podrían esparcirse a más variables. En otras palabras, que el sesgo que imprime la economía sobre las elecciones seguiría cambiando, pero de neutral a levemente favorable. Para unos comicios que se muestran muy reñidos en la provincia de Buenos Aires, los meses que restan hasta octubre pueden ser decisivos para mejorar el desempeño del oficialismo en las urnas.

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