Por Ramiro Albrieu Economista
Con el resultado de las PASO aún frescos e incipiente la dinámica que nos depositará en las elecciones de octubre, el principal resultado que emerge de la figura completa es que Cambiemos se consolida como la principal fuerza nacional.
Si la tendencias de las PASO se verifican en octubre, Cambiemos obtendrá un fuerte espaldarazo de cara a la segunda parte del periodo iniciado en 2015. ¿Qué quiere decir esto para la economía?
Una respuesta posible es que, disipadas las dudas sobre la gobernabilidad, se liberarán las fuerzas de un nuevo modelo de crecimiento, esta vez con bases en la inversión y las exportaciones, en vez del consumo.
Otra respuesta posible -que considero más plausible- es que para lograr ese rebalanceo es necesario corregir las variables macroeconómicas fundamentales. La inflación, que se ha reducido marcadamente, es solo una de ellas. Los déficits fiscales y externos, en cambio, mostraron poca mejora y reflejan más una continuidad que un cambio con respecto a las últimas etapas del kirchnerismo.
Así, la incógnita es cómo ese resultado favorable en las elecciones de medio término, que no necesariamente cambia la relación de fuerzas en las cámaras, estimula al Gobierno a seguir las políticas macroeconómicas que lleven al rebalanceo.
La respuesta no la conocemos, pero reconocer que el éxito político no necesariamente implica la resolución de los problemas macroeconómicos es el primer paso en el camino correcto. Esperemos que así sea.
