Cristina Kirchner no resistió la tentación y como casi todos los expresidentes argentinos decidió volver a la competencia electoral. Y como a todos sus antecesores, le fue mal. Alfonsín compitió contra Duhalde y perdió aunque obtuvo la banca por la minoría en el Senado. Carlos Menem tuvo que desistir de presentarse a la segunda vuelta en 2003 para evitar una paliza. Néstor Kirchner perdió en 2009 contra Francisco De Narváez y Duhlade perdió contra Cristina en 2011 por ¡49! puntos.
Los antecedentes indican que Cristina perderá por mayor diferencia en octubre porque en las elecciones generales suele amplificarse el resultado de las primarias. Además, el mejor momento para la estrategia electoral de la expresidenta es el actual. De aquí en más el Gobierno es el que tiene más chances de mejorar porque la mayor polarización que tendrán las elecciones en octubre lo favorece. Además, podrá profundizar políticas es pecíficas hacia los sectores y regiones de la provincia de Buenos Aires que le fueron más esquivos y todos los pronósticos económicos anticipan una leve mejora en los próximos meses.
El resultado reavivará el debate sobre la conveniencia de la candidatura de Cristina. Incluso, integrantes de su espacio como Axel Kicillof la desaconsejaba porque entendía que haría girar la campaña sobre su gestión de gobierno y no sobre el futuro. La expresidenta intentó esquivar esa restricción haciendo una campaña con muy baja exposición personal pero no fue suficiente. El único consuelo en este escenario es que perdieron también todos sus críticos dentro del peronismo que ahora deberá reconstruirse electoralmente desde una severa derrota. Ayer fueron derrotados tanto los fueron acérrimos críticos del gobierno de Cambiemos como los que mantuvieron un mejor vínculo con la Casa Rosada.
