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“Argentina tiene una estanflación de oferta por asfixia del sector público”

Diego Giacomini, economista, director de Economía & Regiones y profesor de la UBA, dialogó con El Economista

29 agosto de 2017

Entrevista a Diego Giacomini Director de Economía & Regiones Por Mariano Cúparo Ortiz

Diego Giacomini, economista, director de Economía & Regiones y profesor de la UBA, dialogó con El Economista acerca de un futuro económico para el que prevé pocos cambios. Y para el que enciende algunas señales de alarma.

Para usted el Gobierno no planea reducir el gasto después de las elecciones. ¿Le parece que va a cumplir las metas fiscales del 2018?

El problema es si esas metas son buenas o son malas. Si alcanzan o no. Vayamos por partes: lo principal es que las metas fiscales están mal diseñadas, porque tendrían que estar confeccionadas sobre el déficit fiscal financiero, incluyendo al pago de intereses adentro. Y están hechas con el déficit primario, antes del pago de intereses. En un Gobierno con alto niveles de déficit fiscal y la estrategia de financiarlo con deuda, es una inconsistencia. La manera más contundente de visualizar esto es que si hacemos una simulación de acá a 2019 y asumimos que Nicolás Dujovne se queda hasta el 2019, y cumple las metas de déficit primario y el aumento de la carga de intereses sigue con la trayectoria actual, metiendo adentro de la cuenta a todos los intereses, la reducción del déficit primario sería compensada por el aumento de la carga de intereses de manera que, al final del 2019, si todo sale perfecto, el déficit financiero será de 5,8% del PIB. Número similar al 5,9% que dejó Axel Kicillof en el 2015.

Y tomando sólo el déficit primario, tal como están planteadas hoy las metas, ¿las cumplirá?

Luce complicada de cumplir esa meta de déficit primario, lo que agrava la situación. Luce complicado cumplirla porque la Anses tiene un déficit de casi 3 puntos del PIB. Y teniendo en cuenta la Reparación Histórica, todo hace pensar que la brecha entre los ingresos y egresos del sistema previsional se va a agrandar, presionando sobre el déficit primario. Y, además, el punto de partida también luce complicado. En el primer semestre de este año las metas de déficit primario fueron sobrecumplidas porque eran muy holgadas. Todo parece indicar que el Gobierno, para cumplir la meta de la totalidad del 2017, va a tener que aumentar el stock de deuda flotante. Es decir, trasladar pagos del 2017 a 2018. Así, el punto de inicio de 2018 ya parece complicado.

Lo principal es que las metas fiscales están mal diseñadas, porque tendrían que estar confeccionadas sobre el déficit fiscal financiero, incluyendo al pago de intereses adentro

Desde su punto de vista esto afecta con fuerza al crecimiento?

El estancamiento económico de Argentina y la caída del PIB per capita que experimenta hace seis años (entre 2011 y 2016 cae 7%) se explica por lo fiscal. Argentina tiene una estanflación de oferta agregada por asfixia del sector público. Es decir, no crece porque el sector público ahoga al sector privado. El gasto público es 15 puntos mayor al del promedio de la región, la presión tributaria es 11% más elevada, el déficit fiscal es el triple y el costo del capital también. A esto le agrego que tenemos las peores regulaciones de la región tanto en mercado de trabajo como en comercio interno e internacional. Entonces, Argentina no crece porque el sector privado está ahogado por el sector público y no tiene incentivos a aumentar la producción e invertir. No se gana productividad y no hay incentivos a generar nuevos puestos de trabajo. Así la oferta agregada no crece. Como consecuencia de esto, y porque aumenta la oferta laboral, el salario real cae y el consumo pierde dinamismo.

Muchos analistas creen que el año que viene aflojará el gasto público y que el motor del crecimiento pasará a ser la inversión. ¿No lo ve posible?

La inversión proviene del ahorro. Sin un caudal de ahorro razonable, no puede haber mucha inversión porque no hay con qué pagarla. En la región la relación inversión/PIB es el 23% y el ahorro ronda el 22-23%. En Argentina tenemos un sector público que, al sumar la Nación más provincias, tienen un desahorro de 8 puntos porcentuales, que es el déficit fiscal. Eso hace que el ahorro total de nuestra economía ronde el 14%. No sorprende que la inversión esté en el 14-15% del PIB. Así la economía no va a creer con fuerza.

Anses tiene un déficit de casi 3 puntos del PIB. Y teniendo en cuenta la Reparación Histórica, todo hace pensar que la brecha entre los ingresos y egresos del sistema previsional se va a agrandar, presionando sobre el déficit primario

Continuará entonces la caída del PIB per capita...

Si Argentina no crece en serio es por razones fiscales. Para tener chances de volver a crecer, como condición previa, tenés que arreglar primero lo fiscal. Si lográs empezar con eso, vas a tener chances de crecer. El Gobierno va por el camino contrario. Está apostando a arreglar lo fiscal a través del crecimiento. Esto se ve en el acuerdo Nación-provincias. La Nación acordó con los gobernadores congelar el gasto público y la presión tributaria contra la inflación. Y apuesta a que el crecimiento económico vaya bajándolos relativamente. Asumiendo que todo esto se diera por arte de magia, convergeríamos al nivel de gasto público y presión tributaria del promedio de la región recién en 2026. Si no crecemos porque hace falta inversión, y si en todos los países de la región el gasto y la presión tributaria es más baja que en Argentina, tanto los extranjeros como los locales van a elegir invertir en otro país y no en Argentina.

No cree tampoco en la posibilidad de un boom de inversión extranjera, ¿o sí?

Sin corregir lo fiscal, sin aplicar reformas estructurales de fondo, no sólo fiscales sino también en el mercado de trabajo y en el comercio internacional, es muy difícil que Argentina recepcione el caudal de IED que necesita. Históricamente, en el ranking de posiciones de Latinoamérica, Argentina era el tercer país en IED. Hoy está sexta o séptima. Primero Brasil y México y después nos pasó Chile, Perú, Colombia... Sin reformas estructurales de fondo puede haber algún rebotecito como ahora, porque comparás contra el 2015 que no había nada de IED. Cualquier cosa dividido cero tiende al infinito. Pero lejos de lo que se necesita para crecer sostenidamente.

¿Seguirá siendo la obra pública la que motorice al PIB?

La obra pública no puede ser motor de crecimiento económico. Sirve sólo para generar un rebote del gato muerto, como ahora. Pero no puede ser pensada como motor de un crecimiento económico sostenido y de largo plazo. La obra pública, para que fomente el crecimiento, tiene que incentivar a la inversión privada. Y puede ser sustitutiva o complementaria de la inversión privada. Si es complementaria es positiva. Si no, es negativa. La reemplaza. En Argentina siempre se dio la segunda opción. Lo importante es cómo está financiada. Si es con superávit fiscal, o sea con ahorro genuino, incentiva el crecimiento de la inversión privada. Si está financiada con deuda desincentiva a la inversión privada porque le reduce el financiamiento y se lo encarece, aumentando el costo de capital. Además si la financiás con deuda aumentás la apreciación cambiaria. Y si abaratás el dólar sin corregir lo fiscal generás expectativa de devaluación y al inversor tanto argentino como extranjero le va a convenir esperar a que ocurra la corrección cambiaria. La inversión pública en Argentina forma parte de este déficit fiscal que sumando los tres niveles del Estado y contemplando los intereses, es el 8% del PIB. Es todo financiado con deuda. Entonces no creo que potencie la inversión privada y genere crecimiento de largo plazo.

Si Argentina no crece en serio es por razones fiscales. Para tener chances de volver a crecer, como condición previa, tenés que arreglar primero lo fiscal

¿Cómo ve el PIB en 2018?

Para 2017 proyectamos una variación positiva del 2,3%. Teniendo en cuenta que en gran parte es un rebote del gato muerto, por baja base de comparación, en 2018 no va a estar ese componente así que la variación va a ser menor a la de este año.

Volvemos al orden de causalidades de lo fiscal y el crecimiento?

La situación fiscal tiene que arreglarse para poder crecer. La causalidad es arreglar primero lo fiscal y después crecer. Invertirla es un error.

Con la salida de divisas por intereses, por turismo, fuga y la estrategia de endeudamiento, con un escaso ingreso de IED, ¿se está creando una restricción externa a futuro?

Dadas las condiciones financieras internacionales de gran liquidez, la tasa de interés internacional es bajísima y se espera que suba muy poco y muy lento. Veo poco probable que haya restricción externa en materia de financiamiento en 2018. Lo más probable es que el Gobierno acceda sin ningún problema a todo el financiamiento que necesite. Vía endeudamiento, la deuda le va a permitir salir de la dinámica del PIB atado al ciclo político, con crecimiento en los años impares eleccionarios porque se fuerza la máquina incentivando la demanda agregada, pero con pago de los platos rotos y ajuste macroeconómico en los años pares, que siguen a los electorales. El Gobierno va a romper esta dinámica el año que viene de la mano del endeudamiento. Va a evitar la variación negativa del PIB en 2018. Nos vamos a endeudar para que el PIB per capita no crezca sino que deje de caer y quede en un nivel constante. Y hay que ver cómo sigue el mundo, cómo siguen la tasa de interés y la liquidez internacional. Ver si seguimos teniendo acceso al financiamiento internacional, en un marco en el que el exceso de gradualismo fiscal no sería la mejor receta. Porque no bajar el déficit y que aumente el ratio deuda-PIB en forma sostenida es sólo viable en un mundo donde la situación financiera es excesivamente holgada. El track récord, no hay que olvidarse, es uno de los más desfavorables del mundo. Estamos segundos en el mundo en mal comportamiento a la hora de honrar nuestra deuda.

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