No sorprendió el aumento en combustibles (que fue el segundo del 2017, y no sería el último), aunque sí la magnitud del incremento, que fue incluso superior a la que esperaban los operadores del sector. Subas de 6% para el gas-oil y hasta 7,2% para las naftas, acompañando la depreciación del tipo de cambio, en un sector que afecta a los precios de forma transversal (es un insumo difundido) y que, naturalmente, tendría un impacto sobre los niveles de una desaceleración inflacionaria ya de por sí volátil. Nuevo pelotazo en contra de las metas de inflación del BCRA.
No tanto
El presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles, Raúl Castellano, dijo a Radio Mitre que lo que más influyó en la suba de los precios de las naftas y gas-oil vigente a partir de ayer fue el tipo de cambio. Sostuvo que el aumento estaba previsto en los acuerdos programados para este año que contemplan una revisación trimestral.
Pero el detalle no deja de llamar la atención, en el contexto de unas metas de inflación que para la amplísima mayoría de los analistas son de casi imposible cumplimiento: los propios representantes del sector no esperaban tanto aumento.
Castellano dijo: “Se hizo un acuerdo entre el Gobierno y las compañías petroleras para establecer cuál iba a ser el mecanismo para los aumentos, y se estableció una suerte de fórmula polinómica. En realidad el número daba un poco menor pero estaba pendiente un ajuste para compensar de alguna manera el desfasaje que hubo el año pasado entre la inflación y el incremento del precio de los combustibles y eso es lo que llevó el porcentaje un poco más arriba”.
Guía el TC
Y amplió respecto a la incidencia que tuvo la depreciación del tipo de cambio en la decisión: “Lo que influyó más para la suba del precio fue el tipo de cambio. Hubo 6% más o menos de incremento del dólar, y un par de puntos de compensación por la diferencia del precio del año pasado que estaba convenido ya entre el Gobierno y las compañías”.
Coincidieron desde el Ministerio de Energía. Según publicó Télam, fuentes de Energía sostuvieron que “el aumento responde principalmente a la evolución del tipo de cambio, que había conducido los precios a la baja en el trimestre pasado”.
Inflación
Con mucha menos benevolencia, un economista cercano al Gobierno, pero que juzgó al incremento como excesivo, y que exigió un estricto off the record, sostuvo que el aumento de precios es “una mera transferencia de ingresos desde los consumidores hacia los empresarios del sector”. Y afirmó: “Se sigue negando la existencia de una inflación de costos. Lo lamento mucho por las metas del BCRA”.
El mencionado analista consideró que en julio el dato de inflación será bastante malo y que la interanual se podría alejar del 21-22% en el que pareció situarse hasta acá el consenso de analistas económicos consultados mes a mes por el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que realiza el BCRA.
Al respecto, Castellano sostuvo que el incremento en los combustibles no tiene por qué afectar de forma directa sobre el resto de los precios. “La incidencia que tiene el gas-oil sobre otro tipo de productos por medio del flete no es directo. No habría que pensar que si el gasoil sube 6%, todo tiene que subir 6%. La incidencia es mucho menor, pero bueno a veces se actúa de otra manera”, expresó. No todos opinan lo mismo, sin embargo.
Desde ayer comenzó a regir el ajuste de los precios. Por caso, Shell comunicó: “La compañía ha dispuesto un aumento en el precio de sus combustibles en todo el país”. Y publicó los nuevos precios: la Shell Fórmula Super pasó a tener un precio de $19,99 por litro, la V-Power Nitro+ Nafta de $22,99, la Fórmula Diésel de $17,76 y la V-Power Nitro+ Diésel, uno de $20,51.
