Ayer trascendió en diversos medios periodísticos que el demorado acuerdo entre la UE y el Mercosur podría finalmente ver la luz gracias a la voluntad política europea por avanzar gracias al enfrentamiento con Estados Unidos, debido al mayor proteccionismo generado en ese país desde la asunción de Donald Trump.
En una reunión extraordinaria celebrada en Bruselas entre el canciller Jorge Faurie y la comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, se reconoció que el acuerdo está cerca. La propia Malmström dijo que “hay una ventana de oportunidades que no debemos dejar pasar”. En el encuentro participaron también los cancilleres de la región.
El acuerdo entre el Mercosur y la UE permitirá crear un mercado de 800 millones de consumidores. Para el Gobierno de Mauricio Macri, concluir el acuerdo es un objetivo estratégico: permitiría al país aumentar sensiblemente las exportaciones de carne y reabrir el mercado para el biodiesel nacional.
El Gobierno insiste en que la firma del tratado disparará las tan ansiadas inversiones europeas y le dará al país la oportunidad de acceder en mejores condiciones a bienes de capital decisivos para el sector industrial. Desde el Gobierno estarían insistiendo frente al sector industrial con que el recorte de aranceles será gradual, y durante un plazo con tiempos largos para “nivelar la cancha”.
Junto a Faurie participaron de la reunión el ministro de Industria de Brasil, Marcos Pereira, y los cancilleres Rodolfo Nim Novoa (Uruguay) y Eladio Loizaga (Paraguay).
Consultado por El Economista, el ex presidente de la Fundación Exportar y actual titular de la forma DNI, Marcelo Elizondo, dijo que “lo que se conoció por ahora como más probable es un acuerdo político, o pacto político entre la UE y el Mercosur, que no implicará por ahora una real reducción de aranceles y del resto de los temas que se seguirán negociando”. Es decir, en diciembre habría un documento pero eso no implicará el acuerdo de libre comercio listo para firmar. Para Elizondo, “no habrá tampoco plazos técnicos para el avance del acuerdo. Pero cuando haya consensos internos dentro de la UE y el Mercosur se podría avanzar”.
Históricamente, el Mercosur puja por el acceso sin aranceles para la agricultura principalmente y el resto de los sectores vinculados al desarrollo de materias primas. La UE presiona para que se flexibilice el terreno de los servicios industriales, los servicios y las compras públicas de Argentina y Brasil. El otro rubro que ha generado enfrentamiento históricamente ha sido la propiedad intelectual. “Mi sensación es que va a haber un acuerdo parcial”, dijo Elizondo. Por ahora. En el capítulo agrícola, recordó que “ los países que más dificultad han puesto al acuerdo con el Mercosur son Francia, Irlanda y Polonia”. Aunque, dijo, “de todas formas, si hay acuerdo con el Mercosur debe entrar todos los países”.
Por su parte, el economista Ricardo Carciofi, experto en temas de comercio exterior, destacó que aunque no se conozcan los detalles por ahora constituye un avance positivo. Y recordó que “la negociación abarcará el comercio de bienes y servicios y luego los capítulos anexos e incluso ambientales que se deben cumplir. Se deben alinear varios ítems para lograr el acuerdo. Dos rubros importantes son los agroalimentos y la denominación de origen en los alimentos más allá, de las normativas de la OMC”.
