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Operación Husky

A 70 años de aquellos sucesos, la vida económica en Argentina regresa lentamente a su normalidad luego de una década de sensaciones fuertes

12 julio de 2017

Por Diego Falcone  Head Portfolio Manager de Cohen

Entre los destinos de vacaciones más top de 2017 están las costas de Croacia. Precios bajos y calor son un atractivo irresistible para quienes buscan acortar este intento de invierno porteño. Pero sólo por el placer de diferenciarme, prefiero recomendar Sicilia. También porque fue el primer destino que eligieron los países aliados para liberar Europa del fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.

La invasión, denominada Operación Husky, tuvo lugar el 10 de julio de 1943 e implicó el desembarco de 160.000 soldados aliados en la calurosa Sicilia: para muchos de ellos era su primer viaje a Europa. La campaña aliada en Italia se cobró su primer victima en sólo quince días: Benito Mussolini es arrestado el 25 de julio por orden del Rey (supongo que para ese entonces no tenía fueros).Tres meses más tarde, Italia abandonaba la guerra al lado de Alemania y firmaba el armisticio con los aliados. El siamo fuori de los italianos no cayó simpático en Berlín y la península tendría que enfrentar dos largos años de guerra para ver el final. Más expeditiva sería, años después, su salida del mundial de Italia '90: bastaron los goles de Serrizuela, Burruchaga, Olarticochea y Maradona para terminar con tanto sufrimiento.

¿En que estábamos los argentinos mientras se perfilaba la derrota de Alemania? En llevar adelante un golpe de Estado cuyos líderes simpatizaban con los alemanes. Increíble como entre Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Julián Farrell lográbamos el peor timing político del Siglo XX porque el del Siglo XXI se lo reservamos a Martín Lousteau y Susana Malcorra con su apoyo a Hillary Clinton días antes de que Donald J. Trump ganase las elecciones. La estrategia y el largo plazo nunca fueron nuestro fuerte: lo nuestro es más el arrebato pasional.

Normalización

A 70 años de aquellos sucesos, la vida económica en Argentina regresa lentamente a su normalidad luego de una década de sensaciones fuertes. ¿Recuerdan el rumor sobre la llegada de escáneres para que la AFIP pudiera confiscar los dólares no declarados de las cajas fuertes? Altri tempi. De todas formas, sorprende la  necesidad de adrenalina de muchos, que sólo se interesan por lo urgente y olvidan lo importante. En el pequeño mundo de las finanzas y luego de una larga siesta, el violento despertar del dólar logró que las mismas voces que cada mañana exigen una menor presencia del Estado, clamaran por una pronta intervención del BCRA en el mercado de cambios. Pero este deseo choca contra la decisión de los que hoy manejan los destinos del BCRA. Para ellos existe sólo una política posible: la de un tipo de cambio libre que sea variable de ajuste para amortiguar cualquier tipo de shock. Bienvenida la volatilidad.

La preocupación por el dólar se trasladó a los bonos soberanos (que sufrieron sensibles caídas en sus precios) porque también EE.UU. está embarcado en un proceso de normalización luego de 8 años de estímulos monetarios. La Reserva Federal, a pesar de los débiles datos de inflación, tiene previstas al menos dos subas más de la tasa de interés para este año y una reducción de su hoja de balance a partir de septiembre. Lo excepcional empieza a quedar atrás. Vienen tiempos más aburridos. O al menos eso parece.

Por esta razón, en un mundo que se normaliza, es determinantes ser más productivos, mejorar los procesos y bajar los costos, porque cuando existe volatilidad (económica o política) es más fácil esconder los errores y las ineficiencias.

Sin grandes titulares

Esta semana, pareciera que la serie de sucesos preocupantes llega a su fin: finalmente el dólar y el precio de la soja han inducido al agro a liquidar y eso supuso el fin momentáneo de la escalada del tipo de cambio. Aunque sea una pequeña pausa en nuestra travesía hasta octubre, siempre es bienvenida.

Pero para estas elecciones no esperamos un resultado definitorio entre la continuidad de los cambios o el regreso a la barbarie. De la misma forma que la derrota del FpV en las PASO de 2013 no supuso el fin del kirchnerismo ni el triunfo de Cambiemos en 2015 un corte a todo lo que caracterizo al proceso político anterior (subsidios, elevado déficit fiscal, presión impositiva record, etcétera). La transición va para largo.

Lo que sí puedo garantizarles es que, una vez que hayamos dejado atrás las elecciones, será el tiempo del miedo a los saqueos de fin de año. Llamativamente, sólo en Argentina se vive con temor y preocupación la llegada de la Navidad. Supongo que por esta razón, y a que el dólar sigue barato, Papa Noel siga el ejemplo del Papa Francisco y prefiera pasarse de largo y festejar la llega del año nuevo en Chile.

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