Entre el optimismo del Gobierno y los poco alentadores datos oficiales se impone la pregunta: cómo analizar la realidad del empleo en el país. Las últimas mediciones disponibles muestran una recuperación respecto del peor momento de 2016 pero que aún está lejos de igualar el crecimiento demográfico.
Según el Indec, en el primer trimestre del año la creación de empleo subió 0,3% interanual, muy por debajo del 1,1% necesario para equiparar el aumento vegetativo de la población económicamente activa. En la misma línea, un informe de Ecolatina afirma que entre noviembre de 2015 y abril de 2017 el empleo registrado se incrementó 0,8%.
Desde el Ministerio de Trabajo aseguraron que la tendencia de los últimos meses muestra señales muy positivas y esperan que un crecimiento por encima del 3% del PIB impulse un alza del empleo significativa. En busca de apaciguar las críticas, sostuvieron que “así como la caída (del primer semestre de 2016) no fue dramática, tampoco la recuperación va a ser un boom, pero lo que sí se ve es que está avanzando”. Sin embargo, los datos provisorios de abril publicados por la propia cartera muestran un alza interanual del trabajo registrado de sólo 0,1%.
¿Precarización?
Lo que más preocupa es qué tipo de empleo se está generando. Los datos publicados por Ecolatina muestran que, entre la asunción de Cambiemos y abril pasado, el trabajo asalariado privado cayó 0,8%, al tiempo que creció la cantidad de monotributistas (4,3%) y monotributistas sociales (9,9%).
En el Ministerio, explicaron que no hubo una transferencia de trabajadores de un sector a otro, sino que se formalizaron trabajadores por cuenta propia que no estaban registrados sumado a los cambios en la AUH. Para el coordinador del Observatorio del Derecho Social (ODS) de la CTA Autónoma, Luis Campos, “más allá de cuál sea la hipótesis, el dato más relevante es el estancamiento de los asalariados registrados del sector privado”.
Campos planteó que “si uno amplía la lupa, lo que ve es que la creación de empleo asalariado privado está prácticamente estancada desde 2012 y por debajo del crecimiento poblacional, es decir, se arrastran difíciles problemas, que en el año y medio de Gobierno de Cambiemos no sólo que no se solucionaron, sino que parecen haberse agravado”.
En ese marco, una de las alarmas más importantes que se enciende es la situación de la industria, que representa poco menos del 20% de los puestos de trabajo del país: en buena medida, la caída de 0,8% del trabajo asalariado privado que publicó Ecolatina se explica por el desplome del 4,4% en el sector manufacturero.
“Estamos en el nivel más bajo de trabajadores registrados en la industria desde 2010. Y el problema no es sólo el peso de la industria en el empleo total, sino cómo puede arrastrar al resto de los sectores en el futuro”, alertó el coordinador del ODS y agregó: “No hay posibilidad de recuperación sostenida del empleo en su conjunto en el corto y mediano plazo si no se revierte esa tendencia de la industria manufacturera”.
Proyecciones
En Trabajo no sólo ven con buenos ojos los datos actuales, sino que creen que “en 2018 las perspectivas son muy superiores a éste”.
Campos, que no es tan optimista, señaló algunas claves a seguir: “Además de la industria, hay que ver si la construcción mantiene el ritmo de crecimiento. También el sector público: si hay un ajuste con reducción del empleo estatal, puede pegar muy fuerte en el mercado laboral y en algunas provincias puede generar mucha conflictividad”.
“Hay que ver si se retoma una senda de crecimiento sostenido y discutir seriamente cuáles van a ser los motores durante los próximos diez o quince años; si el Gobierno cree que la industria manufacturera no tiene futuro, hay que discutir qué sectores la van a reemplazar en la creación de empleo”, concluyó.
