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Más optimismo para octubre que para agosto

En el oficialismo consideran que las PASO en la PBA, con Cristina como rival, pueden cumplir la función de una primera vuelta

20 julio de 2017

En el Gobierno consideran que la relación entre elecciones y economía les resultará más favorable en octubre que en agosto. En los despachos oficiales se asumió que la economía tendrá un papel neutral en la determinación del voto porque no habría mejoras perceptibles que suscitasen un apoyo masivo al Gobierno pero tampoco un deterioro que condujese a un masivo voto castigo. En ese razonamiento, la leve mejora en todos los indicadores que se registra este año con relación al anterior, sería compatible con el mantenimiento del 34% de los votos que obtuvo Cambiemos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2015.

Por cierto que esa visión no es compartida por los espacios opositores. En el caso específico de la provincia de Buenos Aires, Sergio Massa cree que tiene un espacio para crecer entre los desencantados con el Gobierno mientras que Cristina Fernández llama a votar para frenar el ajuste.

En el propio oficialismo admiten que hay descontento en los sectores sociales más vulnerables que tienen un peso electoral importante en el GBA y que han hecho poco para ganar su apoyo. Y, más allá de medidas puntuales, reconocen que esos sectores consideran que no son prioridad para el Gobierno y que por lo tanto su fortalecimiento político a partir de un triunfo electoral no los beneficiaría.

Por eso, en Cambiemos consideran que llegan a agosto con lo justo, desde el punto de vista económico, y que por esa razón tienen un escenario de competencia reñida con Cristina.Pero apuestan a que en octubre pueden ganar por un buen margen y llegan a esa conclusión tanto por motivos políticos como económicos. En términos electorales, los estrategas del oficialismo entienden que las primarias cumplirán la función de una primera vuelta, y que por lo tanto, generarán una mayor polarización en octubre que creen que los favorecerá. Suponen que si Cristina obtiene un buen resultado en agosto, la mayoría de la sociedad, que no quiere que vuelva a ser una alternativa de poder en 2019, hará un voto estratégico en las elecciones generales a favor de los  candidatos del Gobierno.

La otra apuesta es que la economía salga del modo neutral y juegue favorablemente para los candidatos del oficialismo. En términos de inflación, se supone que luego de la aceleración de julio, cuyo dato se conocerá pocos días antes de las primarias, se retomará el sendero de la desinflación y la suba de precios se moderaría entre ambas citas electorales. De ser así, se produciría una suave recomposición de los salarios reales. Por otra parte, el empleo tendrá una ligera recuperación, que si bien no modificará sustancialmente los números del mercado de trabajo, se puede reducir el temor a la pérdida del empleo que es una de las mayores preocupaciones en este momento. También habrá tiempo para poner en marchas iniciativas puntuales, del estilo de los “préstamos AUH”  que mejoren la situación de los sectores de menores ingresos. Por lo tanto, la posible combinación de una mayor polarización electoral y una mejora de los indicadores económicos llevan a que en el oficialismo se mire con más optimismo a agosto que a octubre.

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