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Con la producción en niveles de hace una década, la respuesta es diversificar

Con una producción 40% menor que en 2011 y la mitad de las exportaciones que en 2013, la búsqueda de nuevos destinos resulta una prioridad

26 julio de 2017

Por Sebastián Kreitmair Economista de la Fundación Capital

Más allá del repunte de la actividad automotriz en el último bimestre, la producción se ubica en niveles de hace diez años. Luego de alcanzar un máximo en 2011, la misma comenzó a transitar un sendero decreciente. Tras una fuerte caída en 2016 (-10,2% a 473.000 unidades), la producción de automóviles y utilitarios presentó una contracción del 2,1% en la primera mitad de 2017, sumando 219.000 vehículos (versus 382.000 unidades en igual período de 2011). Esta dinámica se explica por el magro desempeño de las ventas de vehículos nacionales, sumado a una merma en las exportaciones a nuestro principal socio comercial, Brasil.

Con respecto al mercado interno, si bien en la primera mitad de 2017 la demanda local se ubicó en máximos desde 2013, esto no se tradujo en un alza de la producción local. En este sentido, las ventas al mercado interno verificaron un aumento del 19,8% (415.000 unidades) y los patentamientos de vehículos subieron 33,4% (451.000 unidades), pero las mayores ventas estuvieron concentradas en el segmento de vehículos importados (+40,6% en enero-junio de 17, 293.000 unidades). En tanto, la venta de nacionales mostró una merma del 11,6% (122.000 vehículos).

Por otro lado, pese a que las exportaciones del sector en su conjunto crecieron 16,2% en los primeros cinco meses del año (U$S 2.096 millones), la suma exportada representa casi la mitad de lo exportado en igual período de 2013 (U$S 4.007 millones). Esta merma se explica por una reducción de las exportaciones a Brasil, en línea con la crisis económica en ese país. Así, las ventas externas acumularon tres años consecutivos de caída, luego de alcanzar su máximo en 2013. Por su parte, si bien en el período enero-mayo de 2017 los envíos automotrices al país vecino se mantuvieron estables, los montos exportados se ubican aún muy por debajo de los registrados hace cuatro años (U$S 1.276 millones en enero-mayo de 2017, contra U$S 3.286 millones en enero-mayo de 2013).

De esta manera, la participación de Brasil en nuestras exportaciones automotrices se redujo del 80% en 2013 al 60% en el período enero-mayo de 2017. Si a eso le añadimos que las importaciones desde nuestro principal socio comercial crecieron 45% en los primeros cinco meses del año, superando incluso niveles de 2013, se advierte un fuerte deterioro de la balanza comercial. En efecto, el saldo comercial automotriz con Brasil arrojó un resultado negativo de U$S 1.862 millones en los primeros cinco meses del corriente año.

A mediados de 2016, se renovó el Acuerdo sobre la Política Automotriz Común entre Argentina y Brasil, fijando el coeficiente de desviación de las exportaciones (el flex), en 1,5 para el período comprendido entre julio de 2015 y junio de 2020. Es decir que, por cada dólar que Argentina exporte al país vecino en concepto de vehículos y autopartes, podrá importar hasta U$S 1,5 libre de aranceles. Esto desalienta el incremento de las importaciones desde ese país. Sin embargo, este ratio se habría superado en el período julio de 2015-mayo de 2017, lo que enciende una señal de alerta.

En esta dirección, a la espera de una recuperación de la economía brasileña, las autoridades argentinas muestran intenciones de buscar nuevos mercados para diversificar el destino de las exportaciones del sector. En esta línea, el Gobierno firmó en marzo un acuerdo para ampliar la exportación de vehículos a Colombia. En dicho acuerdo, se estableció un cupo libre de aranceles progresivo para el comercio bilateral de vehículos durante los próximos cuatro años. Así, se espera exportar un cupo de 42.000 vehículos libre de aranceles (12.000 utilitarios y 30.000 autos) para el 2021. Por su parte, el Gobierno también reveló intenciones de cerrar un convenio con algunos países del norte de Africa.

En paralelo, en marzo de este año se celebró el “Plan 1 Millón”, un acuerdo entre el Gobierno Nacional, gobiernos provinciales, entidades del sector privado y sindicatos, que entre otras cuestiones busca reducir la dependencia brasileña. A tal efecto, establece como objetivo para 2023 destinar 35% de la producción a países extra Mercosur. En este sentido, terminales automotrices locales ya comenzaron a destinar una mayor parte de su producción a mercados no convencionales como Guatemala, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Perú y Nueva Zelanda. A modo de ejemplo, en los primeros cinco meses del año los envíos a países extra Mercosur duplicaron su participación con respecto al 2013.

De esta manera, con una producción 40% menor que en 2011 y la mitad de las exportaciones que en 2013, la dependencia de Brasil representa un desafío para la industria automotriz. La búsqueda de nuevos destinos para el sector resulta una prioridad.

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