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“La economía todavía baila al ritmo del déficit fiscal”

"El BCRA corre de atrás a la política fiscal y hace lo que puede, y Caputo transita el año pasando la gorra", grafica Pablo Goldín

Alejandro Radonjic 21 julio de 2017

Entrevista a Pablo Goldín Economista y director de Macroview Por Alejandro Radonjic

En diálogo con El Economista, Pablo Goldín, director de Macroview, la influyente consultora que lidera Rodolfo Santángelo, y que ahora tiene, nuevamente, a Carlos Melconian entre los suyos, ofrece su visión sobre la economía.

La última vez que hablamos, allá por enero, nos comentaba que había un intercambio (o tradeoff, como se dice en la jerga) entre inflación y crecimiento. ¿La compulsa no quedó, acaso, a mitad de camino? Digo, ni tanta desinflación ni tanto crecimiento...

Había una dificultad para que el BCRA cumpliera su meta de inflación y el Gobierno, la de reactivación. Y, lamentablemente, ni el BCRA ni el Gobierno cumplirán con sus metas. La reactivación es modesta para las expectativas oficiales y la inflación es más leve que lo previsto para el BCRA. Fue un empate 0-0 y ambos se fueron a la promoción. Sin duda, la economía está mejor que en 2016, cuando estaba mal. Así llegamos a las elecciones. El ministro que lideró todo el proceso y el más activo fue el de Finanzas, Luis Caputo. Tanto Nicolás Dujovne como los demás no tienen un rol primario y Caputo es el encargado, nada menos, de conseguir la plata. En el actual esquema macro, era el único que no podía fallar. Si no conseguía la plata, estábamos en el horno.

Y no falló...

No. Todavía le queda un poco para cerrar el año, pero no falló. Aún así está claro que Caputo, así como el BCRA, corren de atrás. El ministro de Finanzas estuvo muy activo, desde el arranque del 2017, para conseguir los dólares para las obligaciones financieras. Lo hizo de “taquito”. Luego viene la tarea sucia de financiar el déficit fiscal, que es en pesos. Déficit que no ha bajado y es el mismo que en 2016 y 2015. Entonces Caputo se ocupa de conseguir los pesos que necesita Dujovne para pagar los gastos y el BCRA viene a la rastra. Federico Struzenegger dijo que solo iba a transferir $160.000 M hacia el Tesoro y que se arreglen si el rojo era mayor, pero el que compra los dólares que consigue Caputo es el BCRA y entrega sus pesos. Y, en vez de emitir $160.000 M, terminará emitiendo 3 veces más. El BCRA corre de atrás a la política fiscal y hace lo que puede. Y Caputo transita el año pasando la gorra. La economía sigue bailando al ritmo del déficit fiscal, y allí aparecen los problemas para desinflar y reactivar más rápido. Todo el esquema de financiar el rojo fiscal de esa manera corre al sector privado y le saca crédito; atrasa el tipo de cambio y dificulta bajar las tasas porque Sturzenegger emite demasiado y después tiene que absorber esos pesos por la otra ventanilla. Todo ese lío es generado por el déficit fiscal. Por todo eso, la economía no está en un nuevo régimen y es más parecida a la de 2016, incluso 2014 y 2015, que a una nueva economía con un nuevo régimen.

Y si pensamos que el rojo fiscal, aunque menguante en los planes oficiales, seguirá, no hay demasiado margen para un  nuevo régimen en el corto plazo. ¿O sí?

No se puede saber hoy si ese camino de convergencia fiscal que plantea Dujovne alcanza o no. Además, como ya sabe todo el mundo, es necesario mirar no sólo el resultado primario sino la cuenta de intereses, que está creciendo a un ritmo alto. Se cumplirá la meta oficial de un rojo primario de 4,2% del PIB, pero a eso tenés que sumarle casi 2 puntos del PIB en intereses y te vas a un déficit total de 6% del PIB. Si hacemos un ejercicio hacia 2019 vas a llegar con 2-3 puntos de intereses y vas a estar casi en el mismo punto de partida si nos guiamos por el resultado total.

Se dice, y no sólo desde la oposición, que la recuperación no se siente en la calle y que es casi imperceptible para el gran público. ¿A qué lo atribuye?

En Argentina, cuando las reactivaciones se sienten en la calle, es porque el PIB está creciendo 4-5% anual.

Pero esa es la tasa que dice Sturzenegger...

Lo que él hace es anualizar el crecimiento del segundo trimestre contra el primero, que dice que fue 1% y entonces declara que estamos creciendo 4% anualizado. Pero eso no es lo mismo que crecer 4% anual, es decir, no estamos 4% arriba que igual periodo de 2016. Cuando crecemos 4%, 5% o 6% eso se siente en la calle, pero eso no está pasando. El primer trimestre dio 0% y el segundo, con toda la furia, va a dar 2,5% o 3%. Además del PIB, observo lo que pasa en la calle y las zonas que transito, por ejemplo, el conurbano bonaerense. Allí la reactivación no llegó.

Pero esa es sólo una zona de Argentina. Importante, por cierto, pero no toda...

Es muy relevante, y hay varios pequeños conurbanos en todo el país donde la reactivación tampoco se siente.

Hablemos del largo plazo, es decir, después de octubre. Se dice y escucha que, si el Gobierno gana en octubre, va a pisar más fuerte y acelerar el ajusta macro y, a su vez, desempolvar las llamadas “reformas estructurales”, por ejemplo, impositivas, laborales y hasta previsionales. ¿Coincide?

Eso no lo sabemos. Hay dos posibilidades y será la realidad la que termine inclinando la balanza. Una es que el Gobierno gane, y cómodo, y corremos el riesgo de que diga “estamos bien y sigamos igual”. La segunda es que gane, pero por poco, o incluso pierda, la cosa se complique y no tenga más remedio que corregir algunas cosas que aún no lo están. Dicho eso, hay que diferenciar. Una cosa son las reformas estructurales, que andan dando vueltas y aún no sabemos con precisión que son, que son relevantes y necesarias pero que no bajan necesariamente el déficit fiscal. Es más: pueden ir en sentido contrario. La otra cosa son las reformas fiscales, también necesarias, que nos lleven hacia la convergencia pronto. Por ahora, solo se hablan de las reformas estructurales.

Pero esas reformas pueden acelerar el crecimiento y licuar el peso del déficit en el PIB...

Hay que tener cuidado con eso. Me quedaría tranquilo con que el crecimiento te ayude a corregir el déficit si crecemos 5%, 6% o 7%. Si eso ocurre, seguiremos mirando el déficit y las cuentas públicas, pero estaremos hiperrelajados. Pero no estamos para esas tasas. Te firmo ya un crecimiento de 2% y 3%. Y eso no te va a alcanzar para la convergencia fiscal ni para licuar el gasto público o la reforma tributaria. Hay que tomar medidas adicionales. El crecimiento solo no lo va a lograr. Si la inflación es la que dice el BCRA, el PIB crece 3% anual y todo lo que vos quieras, en el mejor de los escenarios Mauricio Macri se va a en 2019 con más déficit fiscal total que cuando asumió. Recién hacia el final de un hipotético segundo mandato podríamos llegar a ver un poco de luz hacia el final del túnel. Es un parto reposar todo en el crecimiento.

Por último, ¿qué pasa si gana Cristina Fernández (CF) en octubre? El Gobierno tendrá que hacer reformas con un Congreso adverso, subirá el costo de fondeo, difícilmente haya un despegue de la inversión...

Nuevamente, es imposible saberlo. Habría que ver, también, qué significa que la vaya bien en las elecciones.

Pongamos el escenario extremo: una victoria cómoda de CF...

Va a estar, una vez más, en el centro de la escena, pero hay que ver cómo se construyen después todos los liderazgos en el peronismo y demás. No podemos saber cómo impactará en la economía. Uno pensaría que lo ideal sería que no gane. Que el Gobierno gane la elección es una condición necesaria para que tenga un horizonte más distendido, pero no es suficiente por todos los motivos que antes mencionábamos. Si CF gana, todo va a ser más complicado y el alpha del ajuste será mayor. La inquietud está y más si uno considera que el kirchnerismo siempre tuvo un piso de 30% en la provincia de Buenos Aires. Aún en la derrota.

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