Por Delfina Torres Cabreros
Cada año 3.000 jóvenes argentinos viajan a Estados Unidos en el marco del programa Work and Travel, muchos de ellos para vivir su primera experiencia laboral. La propuesta, que surgió por impulso del gobierno estadounidense, existe desde hace más de 60 años en el país, pero en los últimos años ha experimentado un crecimiento notable. Los que participan viajan por un período de tiempo limitado ?que coincide con las vacaciones de sus estudios? y trabajan en empleos estacionales por una paga promedio de US$10 la hora, lo que les permite en muchos casos saldar la inversión inicial.
Hay tres requisitos que deben cumplir los postulantes: tener entre 18 y 27 años de edad, ser estudiantes universitarios o terciarios en curso y tener un nivel al menos básico de inglés. El programa ?que se gestiona mediante un sponsor nortemericano y los sponsors de cada país? tiene como objetivo que jóvenes de distintas partes del mundo puedan experimentar tres meses de intercambio cultural. La propuesta más popular en Argentina es la que permite viajar durante las vacaciones de verano: de diciembre a marzo.
El programa tiene un costo de US$1.800 a lo que se le suman otros gastos como el pasaje aéreo. Los candidatos viajan a alguna localidad de Estados Unidos a cubrir puestos de tipo estacional. Entre las opciones mayoritarias aparecen centros de esquí, hoteles, parques de agua, restaurantes, parque de diversiones. Cobran cada 15 días, ganan alrededor de US$10 la hora y suelen trabajar un promedio de entre 30 y 40 horas por semana, con 5 días de trabajo y dos de descanso.
“No van a hacerse millonarios con el programa, pero sí les permite mantenerse allá y en muchos casos recuperar lo invertido. Es decir, pueden hacer una experiencia de tres meses en el extranjero donde aprenden el idioma y adquieren habilidades profesionales casi gratis”, explica Rafael Zelmann, director de Watar (Work and Travel Argentina), uno de los sponsors locales del programa.
Si bien insiste en que “no es el objetivo principal”, Zelmann admite que “siempre hay perfiles de chicos que quieren ir a hacer plata”, y que el programa lo permite: pueden hacer horas extra e incluso conseguir un segundo trabajo. Además, muchos de los jóvenes que viven la experiencia la repiten, y en cada viaje logran mejorar sus ingresos, ya sea porque les aumentan el sueldo, adquieren más práctica o trazan recorridos más enfocados en lo laboral. “Hemos tenido participantes que han viajado ocho veces: durante todos los veranos de la carrera universitaria. Mucha veces la plata que ganan allá en tres meses es más de lo que podrían ganar acá en todo el año”, apunta.
Los jóvenes viajan con una visa categoría J1, de intercambio, otorgada a aquellas personas que se enmarcan en un programa patrocinado por el gobierno de Estados Unidos. Pese a la intención del gobierno de Donald Trump de agudizar el control sobre los que ingresan al país, este programa no se ha visto afectado hasta el momento. Los jóvenes que van además de trabajar hacen turismo (tienen un período de vacaciones asignado) y cuentan con una fecha de regreso pautada desde el primer momento.
Según narra Zelmann, la devolución de las empresas nortemericanas luego de recibir a los candidatos suele ser muy positiva. “El perfil del argentino gusta mucho. En general con el perfil del internacional pasa que como son períodos de trabajo cortos, los jóvenes van con muchas energía, muchas ganas y eso se traduce en el trabajo”, apunta.
Watar realiza periódicamente ferias de trabajo donde reúne a empleadores estadounidenses con los jóvenes interesados en viajar. Allí los candidatos son entrevistados personalmente y pueden confirmar ese mismo día la asignación de un puesto. La próxima feria se realizará el 22 de agosto y los interesados en participar deben escribir a consultas@watar. com.ar, para pasar por una entrevista y charla informativa.
