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Poco a poco, la recesión va quedando atrás. ¿Cómo continuará el nivel de actividad?

23 junio de 2017

 Por Matías Carugati Economista jefe de Management & Fit

Poco a poco, la recesión va quedando atrás. Según el Indec, en el primer trimestre el PIB sumó su tercera expansión trimestral consecutiva (sin estacionalidad, +1,1%) y la comparación interanual ya ingresó en terreno positivo (+0,3%). El dato trimestral resultó mejor a lo anticipado por el EMAE hace algunas semanas (+0,6%) y estuvo en línea con lo pronosticado por los analistas.

Los primeros indicadores del segundo trimestre muestran cierta continuidad. Estimaciones preliminares de nuestro Nowcast reflejan que el PIB se estaría expandiendo a un ritmo de 0,5% trimestral sin estacionalidad (con un intervalo de confianza que va de +0,1% a +1,0%) y de 1,7% en términos anuales. Estos cálculos implican que la economía se sigue alejando de la recesión y podrían revisarse al alza si se confirma la buena performance de la industria (los datos de mayo aún no se publicaron). Así todo, los analistas relevados por el BCRA esperaban que el nivel de actividad estuviera expandiéndose al 1,4% trimestral (2,6% anual) a esta altura del año.

A pesar de ser uno de los motores preferidos por el Gobierno, las exportaciones se mueven en baja. Los datos del PIB indican que las ventas externas cayeron 1,8% anual (en términos reales) durante el primer trimestre. Y las cifras más recientes apuntan en el mismo sentido: se registró una caída de 4% anual en mayo (acumulando una baja de 4% en el año), explicada por la performance del agro (-13% de productos primarios y -9% de manufacturas agropecuarias), mientras que la industria, de a poco, empieza a repuntar (+14%). Los factores que explican esta dinámica son varios: (1) elevada base de comparación en el agro (fuerte volumen exportado en el arranque de 2016 tras los cambios macro); (2) problemas climáticos que afectaron la cosecha; (3) una demanda externa que continúa débil. Con el transcurso del tiempo, los primeros dos factores deberían ir disipándose y las exportaciones ganar más dinamismo.

Por otro lado, la inversión está empezando a traccionar. Dicho componente del PIB subió 3% anual en los primeros tres meses del año, impulsada principalmente por equipos de transporte (+21% anual), construcciones (+2%) y maquinarias y equipos (+1%). El arranque del segundo trimestre es auspicioso. Por un lado, las importaciones de bienes de capital se expandieron +16% anual real en mayo (+12% acumulado). Por otro lado, el Indice Construya arrojó una suba de 15% anual en mayo (+4% acumulado), mientras que los despachos de cemento y de asfalto crecieron 9% y 175% anual, respectivamente. Estos números reflejan que la inversión ya arrancó, y que no se limita al esperable despegar de la

obra pública en un año electoral.

Precisamente, el gasto público también está creciendo en términos reales. Los datos del Ministerio de Hacienda muestran que el gasto primario real está expandiéndose a mayor ritmo durante este año (+2% acumulado), sobre todo el gasto de capital (+6%). El Gobierno está poniendo mucho énfasis en la inversión en vivienda y transporte. El gasto corriente también está acelerándose pero crece a un ritmo menor (+2%), ya que la dinámica de las prestaciones sociales, transferencias a provincias y gastos de funcionamiento se compensan, relativamente, con lo que ocurre con los subsidios económicos y en el déficit de las empresas públicas. Es de esperar que el gasto público se acelere a medida que nos acercamos a las elecciones legislativas, aportando positivamente al nivel de actividad.

El consumo es lo que “tira” hacia abajo al crecimiento, a pesar de las señales mixtas. Los datos de cuentas nacionales muestran que el consumo privado creció 0,9% anual en el primer trimestre del año, dejando atrás 3 períodos consecutivos en rojo. Sin embargo, información de mayor frecuencia no refleja el cambio de tendencia. Por caso, las ventas reales en supermercados y shoppings se movieron a la baja en mayo (-1,7% y -8,9%, respectivamente). El relevamiento de CAME para el canal minorista es similar: las ventas promedian una caída de 3,5% en lo que va de 2017 (-2% en mayo). Incluso los datos del IVA (neto de devoluciones) apuntan a un consumo en disminución (-3% anual real en mayo, -18% acumulado).

En el margen, el poder adquisitivo está mejorando, pero el consumo aún no responde con fuerza. Tres factores pueden estar incidiendo en ello. Primero, que las tasas de interés reales positivas están incentivando el ahorro, sobre todo en Lebac. En efecto, casi el 60% del stock en circulación está en manos del sector privado no financiero. Segundo, a pesar de los incentivos al ahorro en pesos, una porción no desdeñable de la población sigue refugiándose en el dólar. En lo que va del 2017, el 64% de la compra de billetes en el mercado cambiario corresponde a inversores minoristas. Y tercero, los consumidores no ven que el panorama hacia delante mejore demasiado. Nuestras encuestas reflejan que 49% de la población es pesimista respecto al futuro económico a corto plazo (frente a 31% que es optimista). A corto plazo, y dado el peso que tiene en la economía, hasta que el consumo no repunte con ganas la tasa de crecimiento no despegará.

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