Un resultado similar al obtenido en 2015, o aún mejor, no le alcanzaría al Gobierno para torcer el escenario de minorías que enfrenta en el Congreso. Ni en Diputados, ni el Senado, pese a que en la Cámara Baja es más favorable que en la Cámara Alta.
En Diputados, según un informe de Directorio Legislativo, el interbloque que más arriesga es el oficialista: Cambiemos. Pone en juego poco menos de la mitad de sus bancas. De 86 escaños, cuarenta vencen mandato este año. Pese a haber sido la alianza que más bancas obtuvo en las elecciones del 2013, el FpV-PJ se vio luego perjudicado por diversas escisiones que disminuyeron el caudal del bloque. De 72 diputados que integran el bloque presidido por Héctor Recalde, se vence el mandato de treinta y dos. El Frente Renovador -representando en Diputados por el interbloque UNA-, defiende veintiún de treinta y ocho bancas. El Frente Amplio Progresista, conformado por el Partido Socialista, Libres del Sur y el GEN -que dejará de existir como tal por la recientes alianzas de los integrantes- debe renovar siete de los ocho escaños.
El Senado, cámara dominada por el PJ-FpV -que lidera Miguel Angel Pichetto-, renovará el tercio del cuerpo que ingresó en 2011, tras el 54% logrado por Cristina Fernández de Kirchner. Cambiemos, que cuenta apenas con quince de setenta y dos senadores, deberá defender apenas tres escaños, número que le da margen de crecimiento y poder torcer los dos tercios que hoy tiene a su favor la bancada peronista. En el PJ-FpV, a su vez, se vencen quince bancas de treinta y seis.
