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“Nacen 600 chicos pobres cada día”

“La mayor riqueza de un país es su capital humano, y si el capital humano está dañado, ese país no tiene futuro”, asegura Gastón Vigo (CONIN)

08 junio de 2017

Reportaje a Gastón Vigo Director de Desarrollo de la Fundación Conin

“La mayor riqueza de un país es su capital humano, y si el capital humano está dañado, ese país no tiene futuro”, asegura Gastón Vigo, director de Desarrollo de la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin). En diálogo con El Economista, Vigo destaca el impacto individual y social de la desnutrición y señala que para revertirla hace falta más que transferir recursos a los sectores más postergados.

¿La desnutrición es un problema grave en Argentina?

Sí, tan grave que en los últimos 70 años de forma consecutiva se lleva cinco chicos por día. Por ejemplo, desde el año 1946 al 2009 murieron 120.265 personas por causas relacionadas a la desnutrición, porque nadie muere por desnutrición sino por una enfermedad intercurrente. Si la tendencia de pobreza se mantiene o se agrava, como es el caso del 2009 al 2017, podemos decir que ese número se mantiene.

¿Las políticas públicas están a la altura de ese diagnóstico?

Este Gobierno tuvo la valentía de medir la pobreza y decirnos que hay 30,3% de pobres en Argentina o 45,8% de pobreza infantil en la franja etaria de 0 a 14 años. Se dio un paso más: hace muy poco se hizo un relevamiento de todas las villas de emergencia del país, que estableció que hay 4.100 villas en la Argentina. Desde CONIN estamos pidiendo un mapa de la desnutrición en la Argentina, porque desde el año 2005 no se mide. Quisiéramos mayor constancia y mayor velocidad, porque el problema es muy urgente: nacen 600 chicos en condición de pobreza cada 24 horas.

¿Concretamente, qué proponen?

Nosotros tenemos 100 centros en la Argentina y el país necesita 4.000 centros de prevención y por lo menos 15 hospitales. Hoy CONIN tiene 43 desnutridos graves que no los puede poner en ningún otro hospital especializado en desnutrición porque existe uno solo, que es el que tenemos nosotros en Mendoza. De todos modos, si en 4 años tenemos 1.000 centros de prevención y 5 centros de tratamiento de desnutrición, eso sería un avance magnífico. Y no vale nada: con una inversión de $450 M hacés los 15 centros de tratamiento necesarios para los desnutridos graves, esos 5 que se mueren por día, y con eso bajas rápidamente la mortalidad infantil.

Desde CONIN señalan que la desnutrición tiene tanto consecuencias individuales como sociales. ¿Cómo se explica?

Desde el punto de vista individual, el desnutrido no recuperado a tiempo queda con problemas anatómicos, neurofisiológicos, bioquímicos, eléctricos, puede provocar atrofia cerebral. Es decir,  que generalmente tiene un coeficiente intelectual por debajo de la media. En una sociedad del conocimiento, que te exige dinamismo, probablemente abandone los estudios. Ahí viene la parte social: si abandona los estudio probablemente no califique en los empleos y vivirá en el subempleo, desempleo, cuando no dependiendo de asistencialismo perpetuo. Nosotros creemos que la mayor riqueza de un país es su capital humano, y si el capital humano está dañado, ese país no tiene futuro. Por eso si nosotros preservamos el capital humano y lo educamos, las posibilidades para salir adelante son superlativos. En Chile se morían 180 de cada 1.000 nacidos vivos y hoy se mueren 7. En Chile hace 40 años el PIB por cápita era de US$ 500 y hoy de US$ 27.000. Hubo una gran masa de gente a la que se le preservó el cerebro, que se pudo educar y que empezó a integrar la PEA.

El proyecto de emergencia alimentaria que se presentará hoy propone como herramienta fundamental disponer de una mayor cantidad de fondos para mejorar las dietas en los comedores. ¿Cree que la solución va por ese camino?

El hambre no es igual que la desnutrición. El hambre es un síntoma: tengo hambre, como un sándwiche, y a los 15 minutos desaparece ese síntoma. En cambio la desnutrición es una patología social profunda que su tratamiento puede llevar una generación. Atacarla no solamente es mejorar una dieta, sino poder vincular a esa familia en un centro junto a su hijo, poder darle todas las herramientas para que pueda salir adelante.

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