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Más allá de la estanflación: los 4 desequilibrios de la economía

“La corrección de los desequilibrios depende de la dinámica, tanto de la inversión como de la reversión del desequilibrio fiscal y del éxito de la política del BCRA”, dice informe

16 junio de 2017

La economía está mejorando gradualmente, pero todavía no somos campeones del mundo y hay que arremangarse y trabajar porque no estamos condenados a ningún éxito (qué duda cabe a esta altura).

“El panorama de corto plazo de la economía ha mejorado en los últimos tiempos: la actividad económica de a poco comienza a reactivarse y la tasa de inflación, que se había acelerado en los meses de marzo y abril, en mayo volvió a descender a los niveles de fines del 2016 y principios de 2017”, sostiene Gustavo Reyes en el informe semanal del Ieral de la Fundación Mediterránea, difundido ayer.

Esa relativa mejora, dice, aún no se ve acompañada por el panorama de mediano plazo, “que continúa mostrando importantes desequilibrios no sostenibles en el tiempo”. El compendio de desequilibrios no es extenso, pero es desafiante. Por un lado, tenemos el rojo fiscal; por el otro, el de la Cuenta Corriente; tercero, los bajos niveles de inversión y, cuarto, en nivel del Tipo de Cambio Real (TCR).

“Ese conjunto de variables plantea un escenario de inestabilidad de mediano plazo por los siguientes motivos”, dice Reyes.

Un desequilibrio casi inalterado de las cuentas fiscales en los últimos tres años implica que el Gobierno permanentemente necesita aumentar su deuda para financiarla. Esto claramente tiene un límite y la Historia de nuestro país se ha encargado de demostrarlo en numerosas oportunidades.

Un déficit creciente en la Cuenta Corriente implica que la economía cada año gasta más allá de sus ingresos y por lo tanto, está aumentando su deuda neta con el resto del mundo, algo que tampoco puede mantenerse en el mediano plazo.

Los bajos niveles de inversión representan una fuerte e insalvable restricción para el crecimiento de la economía en el mediano plazo.

“Por último, un valor muy bajo del tipo de cambio real,  sin una importante contrapartida de mejora en la productividad, se traduce en una economía muy poco competitiva, en la que se retroalimentan los problemas de crecimiento y endeudamiento”, dice Reyes.

Un problema conectado

“Estos desequilibrios no son independientes entre sí sino que hay importantes relaciones de causalidad que hacen que los mismos puedan retroalimentarse”, dice Reyes.

Por un lado, explica, gran parte del bajo valor del tipo de cambio real se explica por el déficit de Cuenta Corriente. La contrapartida de este déficit son los dólares que entran al país para financiar dicho desequilibrio y esa mayor oferta de divisas afecta negativamente al TCR. A su vez, el desbalance en las cuentas fiscales es uno de los causantes del déficit de Cuenta Corriente ya que es financiado por ese desequilibrio y por el superávit del sector privado de la economía. Por último, la existencia del superávit en el sector privado se produce gracias al bajo nivel de inversión que, si bien permite financiar casi la mitad de los desequilibrios fiscales, le impone a la economía una “condena” de bajo crecimiento en el mediano plazo, que también termina desestabilizando la economía.

Crecer, ajustar, desinflar

“Entre los objetivos macroeconómicos más importantes del Gobierno pueden destacarse los siguientes: alcanzar un crecimiento sostenido de la economía en el mediano plazo (cercano a 3,5% anual), realizar un ajuste gradual en los desequilibrios fiscales y reducir la inflación”, argumenta.

“Alcanzar un crecimiento sostenido del 3,5% de la economía en el mediano plazo requiere aumentar en casi 2 puntos del PIB los actuales niveles de inversión. Un mayor nivel de inversión requiere financiamiento y esto puede deteriorar aún más el desequilibrio de la Cuenta Corriente y, por consiguiente, la dinámica del tipo de cambio”, dice. Y mientras más gradualmente se implemente el ajuste de las cuentas fiscales, “mayor es la necesidad de endeudamiento y, por lo tanto, mayores los impactos sobre los desequilibrios de la Cuenta Corriente y sobre el tipo de cambio”.

Asimismo, “mientras más elevada es la tasa de interés respecto de la tasa de internacional (ajustada por riesgo país), más se incentiva la entrada de capitales  de corto plazo y esto afecta negativamente tanto a la Cuenta Corriente como al tipo de cambio”, dice Reyes sobre el inflation targeting que practican en Reconquista 266.

El camino

Para que la economía crezca en forma sostenida es necesario que la inversión continúe expandiéndose pero, advierte Reyes, “la única forma que esto no gatille un mayor déficit en Cuenta Corriente es que comience a ser compensado por una caída en el desequilibrio fiscal del Gobierno”.

Un aumento de la inversión (sobre todo en sectores no transables) compensado con una reducción mayor del déficit fiscal (vía caída en la participación del gasto público en la economía) podrían permitir una cierta recuperación tanto del déficit de Cuenta Corriente como del tipo de cambio.

Por otro lado, en la medida en que el BCRA logre reducir las expectativas inflacionarias a los niveles de las metas, la autoridad monetaria va poder empezar a bajar las tasas de interés y a desincentivar la entrada de capitales de corto plazo (que deterioran el déficit de Cuenta Corriente y el tipo de cambio).

Así, resumiendo, “la corrección de los actuales desequilibrios dependen fundamentalmente de la dinámica tanto de la Inversión como de la reversión del desequilibrio fiscal y del éxito de la política del BCRA”. Hay tiempo, pero no es infinito.

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