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“Macri cambió su estrategia y apostó a ampliar la grieta”

"Cambiemos desguarneció a la provincia de Buenos Aires y eso generó ciertas condiciones para un triunfo de Cristina", afirma Gustavo Córdoba

28 junio de 2017

Entrevista a Gustavo Córdoba Consultor político Por Néstor Leone

“Esta puede llegar a ser una de las campañas más interesantes y más atractivas de la Historia Argentina”. El que esto dice es Gustavo Córdoba, politólogo y consultor político, al analizar las características que tuvo el cierre de listas del último fin de semana, donde se establecieron las precandidaturas para las primarias. “El núcleo duro del voto de Cambiemos hoy tiene un altísimo componente ideológico. Por eso Macri tuvo que cambiar su estrategia y dejar atrás sus tres ejes iniciales: unir a los argentinos, combatir el narcotráfico y pobreza cero. Y optaron por la grieta. Porque si el tema de discusión es la economía está en problemas”, sostiene en esta entrevista con El Economista.

¿Qué análisis hace sobre el cierre de listas?

Primero, destacar la no utilización de las PASO, que fueron pensadas para mejorar el mecanismo de selección de candidatos y las internas partidarias. Esa búsqueda de mayor participación y ese mecanismo más democrático que le permitía a la sociedad involucrarse terminó siendo una estafa. Como politólogo siento vergüenza por la actitud de los distintos partidos políticos. Hay algunas primarias en algunas provincias, pero la mayoría no son competitivas. Con lo cual, arrancamos mal. A la sociedad argentina, cada vez que le propusieron cambios en los hábitos electorales para ampliar la participación, lo hizo de buena manera. La política, una vez más, en vez de abrirse, se cerró y me parece un desatino.

¿Fue un cierre a pedir de Cambiemos, como se sostiene?

Cambiemos, tal vez, pueda decir a fin de año que ganó la elección, porque no va a haber ninguna otra fuerza a nivel nacional que saque el promedio que tiene el oficialismo. Ahora, una victoria política real se construye reteniendo los lugares donde se hizo fuerte en 2015. En la Ciudad, con Elisa Carrió, el oficialismo parece tener asegurada la victoria, por una diferencia importante. Pero al costo de desguarnecer la provincia de Buenos Aires. Ahí Cristina domina en las encuestas, con alta imagen negativa, pero en un proceso de atenuación. Luego se ubica Cambiemos, luego 1País y más atrás el Frente Justicialista de Florencio Randazzo.

¿Qué naturaleza muestra ese potencial votante de Randazzo? ¿A quién le resta?

Es un voto que disputa con Sergio Massa o la izquierda, porque a Cristina no parece que hubiera ido. Pero estamos hablando de un escenario de polarización, con una brecha importante por sobre el resto. El Gobierno, en ese sentido, propone una agenda “hacia atrás”. Dice: discutamos la corrupción, discutamos la herencia. Mientras que el kirchnerismo quiere discutir la situación de la economía. En ese juego, tanto Randazzo como Massa, salvo que se aferren a algún golpe de efecto, creo que no tienen casi posibilidades de mezclarse en el escenario, en condiciones de pelear arriba.

¿Cuáles serán los ejes de campaña, entonces?

En las investigaciones que hacemos aparece una fuerte presencia de voto ideológico. Es decir, de una lógica que prescinde del diagnóstico racional sobre una gestión o un momento político. El dato de nuestra última encuesta muestra, más del 70% dice sentirse peor hoy que cuando el presidente Mauricio Macri asumió la presidencia, pero el 42% considera que hay que darle un voto de confianza. Esa diferencia entre situación personal y apoyo se explica por el alto nivel de satisfacción que todavía perdura en el votante de Macri por haber sido quien le clausuró la posibilidad al kirchnerismo de estar en el poder. El núcleo duro del voto de Cambiemos hoy tiene un altísimo componente ideológico. Por eso Macri tuvo que cambiar su estrategia y dejar atrás sus tres ejes iniciales: unir a los argentinos, combatir el narcotráfico y pobreza cero. Y optaron por la grieta. Porque si el tema de discusión es la economía está en problemas. De todos modos, el riesgo es haber desguarnecido a la provincia de Buenos Aires, por celos políticos, y que esto genere condiciones para un triunfo de Cristina, que sería un golpe duro para el Gobierno.

En esta disputa de lógicas enfrentadas, ¿qué cree que puede hacerse fuerte en la dinámica de campaña: la ideología o la economía, en los términos que usted lo planteó?

Lo que está en juego son las narrativas, son los contenidos. Esta puede llegar a ser una de las campañas más interesantes y más atractivas de la Historia Argentina. Tenemos un Gobierno que tuvo la capacidad de fragmentar al peronismo, pero aun así esto puede no alcanzarle.

¿Puede darse, entonces, una polarización mayor de la existente?

La grieta se ha llevado practicamente todo. Es muy poco lo que ha quedado fuera. Esa polarización, al menos en la provincia de Buenos Aires, es real. El mismo fenómeno es visto de distintas maneras, con un doble estándard, según el que lo analice. Y el Gobierno ha contribuido con su decisión de polarizar. Pero también Córdoba define cosas respecto de la gobernabilidad, por haber sido otra provincia clave para el triunfo de Macri en 2015. Y ahí veo a un peronismo muy firme y cohesionado y a Cambiemos que ha tenido muchas dificultades para cerrar sus listas. Ahora, si gane la provincia de Buenos Aires y gana Córdoba tiene asegurado el tránsito hacia la reelección o a que un dirigente de su mismo signo político siga gobernando el país.

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