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La política económica en su laberinto

Velocidad versus sustentabilidad, el dilema de la hora

08 junio de 2017

Desde la Consultora Ledesma sostienen que el Gobierno se enfrenta a un fuerte dilema entre la necesidad eleccionaria de apuntar a un crecimiento y una desaceleración inflacionaria veloces y la obligación de lograr que esos procesos sean sustentables. Un trade-off difícil de evitar y que presenta una serie de contradicciones de política económica.

Dilema

Un informe reciente de Ledesma sostiene que la clave para un programa de estabilización económica, lejos de ser lograr resultados de crecimiento y desinflación a alta velocidad, es realizarlo de manera sustentable y eficiente.

De hecho afirma: “Si así no fuera, los planes de estabilización basados en versiones duras de tipos de cambio fijo seguirían siendo la opción preferida de política económica para enfrentar una estabilización del nivel de precios y actividad. Justamente, porque su principal ventaja es la de ofrecer una rápida alineación de las expectativas y los registros inflacionarios a los objetivos y permitir recuperaciones más rápidas de los niveles de actividad. A costo, obviamente, de su bajo nivel de sustentabilidad de largo plazo y su escaso margen de maniobra para lidiar con shocks externos negativos”.

Trade-off

La consultora de Gabriel Caamaño Gómez considera que en ese sentido el Gobierno se enfrenta a un dilema que a corto plazo implica un trade-off. Dice: “De cara a lo que vendrá, ya está demasiado claro que para que el proceso de estabilización macroeconómica gane en sustentabilidad necesariamente hay que avanzar más rápido en el frente fiscal y que eso probablemente requiere que, desde un punto de vista estrecho y cortoplacista, la reducción de los registros inflacionarios y la recuperación sean más lentas que las que las que 'piden las encuestas' de cara a la contienda electoral, dado los ajustes de tarifas involucrados y el impacto de los últimos y de los demás recortes de gasto sobre el dinamismo del consumo, entre otros”.

Es decir, que un ajuste de tarifas y un recorte del gasto implica en el corto plazo una aceleración de la inflación y un freno en el crecimiento de la actividad, pero que son a la vez las herramientas que lo hacen sustentable en el largo plazo.

Indicadores

Prueba de las dificultades de sustentabilidad del programa de estabilización del Gobierno, sostiene Caamaño Gómez, es que la política fiscal no contractiva genera una necesidad muy grande de esterilización que llevó a los pasivos remunerados del BCRA a crecer 212% desde diciembre de 2015. Y también por la apreciación del TCRM que genera el mismo déficit fiscal por la vía de la política monetaria y que implica un fuerte freno a los sectores productivos de transables.

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