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La energía en la región: menos demanda y más renovables

Un pronóstico de la CAF proyecta una demanda desacelerándose de 3,2% a entre 1,6% y 1,9% anual

23 junio de 2017

La demanda de electricidad en América Latina se moderará en las próximas décadas, mientras que por el lado de la oferta la novedad estará en un mayor impulso al uso de biocombustibles, la hidroelectricidad y las energías renovables (eólica y solar, principalmente). Así lo asegura un informe de proyecciones sobre el futuro del sector energético en la región elaborado por la CAF ? Banco de Desarrollo de América Latina.

Entre 2002 y 2014, la demanda de energía primaria creció a una tasa de 3,2% anual, mientras que se espera que lo haga a un ritmo de 1,6% a 1,9% entre el final de ese plazo y 2030, y aún más lentamente de 2030 a 2060, a una tasa de 0,8 a 1,1% por año. “La reducción de la intensidad energética y el menor crecimiento demográfico son los responsables de esta desaceleración”, sostiene el reporte. Entre 2014 y 2060, el crecimiento acumulado sería de 2,3 a 2,7 veces hasta 2060, en línea la “creciente electrificación de la sociedad” registrada a nivel global, explica.

Asimismo, en el plano de la oferta, la hidroelectricidad será la vedette de las energías, según la CAF. “Dominará el nuevo crecimiento de la generación de energía, con 40% a 65% del incremento de la generación”, pronostica el reporte, aunque luego advierte que “más allá de 2030, el incremento de la nueva generación estará dominado por el gas natural y la energía eólica, solar y otras”.

De acuerdo a la entidad, existen tres escenarios posibles para el desarrollo del sector energético en los países de la región. El más “optimista” contaría con un importante crecimiento e innovación; el “neutro” sería de crecimiento medio y énfasis en la sostenibilidad ambiental; mientras el “pesimista” estaría signado por un bajo crecimiento y menor apoyo de instituciones globales.

“Los tres escenarios comparten retos similares, como la diversificación de la matriz energética, la definición de una política energética clara, el trabajo conjunto entre sector público y privado, la innovación tecnológica, la eficiencia energética o la integración regional. Los países deben aunar esfuerzos para resolver estas problemáticas conjuntamente con el intercambio de experiencias”,  explica Mauricio Garrón, director de Análisis y Estrategias de Energía de CAF.

En el escenario más optimista, denominado “samba”, la tasa anual de crecimiento económico promedio para la región alcanzaría el 3,3% a 2060, lo que permitiría “altos niveles de inversión en infraestructura y capital humano”. El segundo escenario (“tango”) describe una región signada por un crecimiento sostenible del 2,7% al año 2060. Por último, si los países hay “una repuesta más proteccionista” a los desafíos económicos y “desarrollan una amplia gama de políticas centradas en su interior con una cooperación regional limitada”, el crecimiento regional será 1,4% anual hasta 2060, señala.

“Los escenarios demuestran que la región tiene un gran potencial para beneficiarse económicamente de la integración y cooperación regional, pero estos beneficios a largo plazo se ven frenados por las prioridades políticas y económicas de corto plazo”, plantea, en ese sentido, Gerald Davis, director del Programa de Estudios de Escenarios del Consejo Mundial de la Energía.

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