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El rompecabezas de los veintitantos peronismos

El kirchnerismo apostará a hacerse fuerte en PBA con Cristina como candidata, pero perdió ascendencia en el interior. El peso de los gobernadores y la fragmentación

29 junio de 2017

Por Néstor Leone

Sin estrategia global, desarticulado como partido nacional y con muchas expresiones (y liderazgos) diferentes según las provincias, el peronismo busca en esta elección legislativa empezar a reconstruir el rompecabezas interno. Gobierna 14 provincias y tiene la representación parlamentaria más amplia, pero ni los gobernadores confluyen entre sí en una idea de país común y una ascendencia clara, ni los legisladores nacionales conforman bloques unificados y unívocos. Por el contrario, la fragmentación y la divergencia de miradas ha caracterizado el tránsito de estos más de 18 meses de gobierno de Cambiemos, con  relaciones muy distintas respecto de la gestión del presidente Mauricio Macri y visiones retrospectivas también distintas con relación a la anterior gestión propia.

La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de disputar una senaduría por la provincia de Buenos Aires genera, por cierto, un temblor importante en el movimiento político nacido un 17 de octubre. Con expectativas retroalimentadas, buena intención de votos y presencia militante en el distrito más poblado del país. Pero su propia formulación como Unidad Ciudadana, por fuera del sello del PJ, aunque con buena parte de su aparato, vuelve a tensar una relación ya tensa con el peronismo más tradicional y acentúa la distancia con los mandatarios provinciales, que han decidido, de manera explícita en la mayoría de los casos, negar su ascendencia. A tal punto que hoy, el kirchnerismo se convirtió en una expresión minoritaria en el interior del país. Transitoria, suponen en el núcleo duro cristinista.

Diferencias

Esa fragmentación hoy parece concreta y extendida territorialmente. Es cierto, hubo un intento de aglutinar mandatarios en un espacio común, a mediados de mayo, en la casa porteña de la provincia de Entre Ríos, pero ni el anfitrión Gustavo Bordet ni el cordobés Juan Schiaretti, gobernador de la provincia más importante de los presentes, puede hasta aquí mostrar avales para convertirse en líder de una renovada liga de gobernadores ni logran trascender más allá de los límites de sus provincias. Aunque lo intenten. Tampoco lo consigue el salteño Juan Manuel Urtubey, que ya dio varias señales de pretender competir en 2019 por la presidencia. La tarea quedó para el año próximo. Una vez que las elecciones hayan dado un primer veredicto respecto de cómo  se acomodan las piezas.

También, como se dijo, es distinta la relación de los gobernadores con Casa Rosada. Aunque la mayoría tiende puentes y logró convertir a sus gestiones en sostenes importantes de la gobernabilidad de Cambiemos. Urtubey, Schiaretti y Rosana Bertone, de Tierra del Fuego, en ese sentido, encabezan la lista (bastante larga) de gobiernos provinciales con buenos vínculos con la presidencia de Mauricio Macri. Mientras que el puntano Alberto Rodríguez Saá, el pampeano Carlos Verna, el tucumano Juan Manzur y el formoseño Gildo Insfrán tienen la relación más tirante. Excluyendo, claro está, el caso doblemente particular de la santacruceña de Alicia Kirchner, con dificultades fiscales extremas y, por lo tanto, necesitada de auxilio de Nación, lo que llevó a más de un cruce de acusaciones. Y por el carácter altamente simbólico de la provincia que gobierna y el apellido que porta.

Sumas

No obstante esos vasos comunicantes, será difícil establecer una sumatoria lineal de porcentajes a nivel nacional. Entre otras cosas porque las apuestas son distintas y porque son distintas, también, las alianzas y las correlaciones de fuerzas que cada gobernador o dirigente de peso del peronismo (en los casos en los que es oposición) ofrece. En Córdoba, la lista de Schiaretti, encabezada por su vice Martín Llaryora, enfrentará a la de Cambiemos, pero también a la de la kirchnerista Córdoba Ciudadana. Lo mismo sucederá con la nómina de Urtubey, que tendrá primarias en su Frente Unidad y Renovación entre seis listas propias, pero que no tiene lugar para la kirchnerista propuesta encabezada por el intendente de Tartagal, Sergio Leavy. Y algo parecido en Tierra del Fuego.

Pero también están los casos donde ese peronismo no kirchnerista logró acuerdos con los candidatos del Frente para la Victoria o del nuevo sello de Unidad Ciudadana. El de Entre Ríos es prototípico. Allí el abanico alcanzó al gobernador Bordet y su antecesor Sergio Urribarri, con quien suma tensiones, pero también al exgobernador Jorge Busti y al Frente Renovador. Similar a lo que se da en Chaco, La Pampa, San Juan, Formosa, Tucumán y Catamarca.

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