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En su día, el periodista dialogó con un economista en otra gélida tarde-noche porteña

08 junio de 2017

El periodista, en su día, dialogó con un economista de la city porteña

Periodista: ¿Se reactiva o no la actividad en el trimestre?

Economista: Sí, algo lenta, pero algunas ramas industriales empiezan a moverse, pero no alcanza para compensar la dinámica hacia atrás de la mayoría. La construcción es la que ayuda. Como viene la mano, convendría una aceleración de la obra pública.

P: Quizás el cuello de botella sea el financiamiento..

E: Es probable, pero igualmente viene más lenta que lo necesario para un crecimiento vigoroso.

P: ¿Digamos para 4%?

E: Sí. Ese no parece ser el número en mente en el mercado. El REM del viernes pasado fue contundente: el mercado espera menos crecimiento y más inflación que el Gobierno.

P: ¿Significa eso menos credibilidad?

E: Más o menos. A ver. Se viene de un 2016 con caída del producto. La mejora empieza a observarse en la construcción, el mercado inmobiliario y en la venta de algunos productos y servicios. Pero el mercado interno sigue knock out. Las compras que siguen fuertes son las de bienes importados de los que viajan al exterior y las de automotores. En el rubro mayorista el consumo de asfalto trajo una muy buena noticia, lo mismo la tónica favorable para escrituraciones y créditos hipotecarios. Pero no mueven el amperímetro: el consumo y el gasto de las familias siguen en el piso.

P: ¿Cómo ven la inflación?

E: Igual que la mayoría de los colegas, más cerca del 25% para todo el año que de las metas del BCRA. No sería un mal resultado. Como dice la gobernadora de Buenos Aires, sería la mitad o un poco más que la del año pasado, pero el problema son los anuncios de metas de referencia. Si para dos de los cuatro años de Gobierno el error a posteriori es entre 10 y 15 puntos, cuesta mucho justificar ciertos cargos en la autoridad monetaria. O bien la Gerencia de Investigaciones tiene las computadoras rotas, o hay cortocircuito con la conducción, o algo de las dos cosas.

P: Pero el consenso general es que el problema de fondo es fiscal?

E: Y no digo que no. Por el contrario, comparto también ese diagnóstico. Es la herencia recibida. Lo que se discute es la decisión o, mejor dicho, falta de decisión para atacarlo con todo, y con un mínimo de consenso general. A esta fecha tendríamos que conocer cuál fue la propuesta de una conocida fundación al Ministerio de Hacienda, pero no la difunden. Ese secretismo típico de los años kirchneristas, la verdad, no deja de llamar la atención.

P: ¿Habrá, a su criterio, reforma tributaria?

E: Es inevitable. Si en 2018 y 2019 cierran los ejercicios con déficit fiscales iguales o superiores al de 2017, a olvidarse para entonces de una prima de riesgo país en torno de 300 puntos básicos o menos. No sólo no habrá llegada de inversio

nes, sino que al final del mandato de (Mauricio) Macri, el sucesor entrará con una bomba de deuda bastante complicada. No se olvide que los vencimientos de deuda nacional y provincial se empiezan a poner “picantes” en la primera mitad de la próxima década.

P: ¿Es lo que dijo o quiso decir Carlos Melconian en el IAEF?

E:  Bueno, la palabrota se le atribuye ahora a un colega suyo, pero sí, se trata de eso. Más lo que afirmaron (Ricardo) Arriazu y (Dante) Sica sobre el impacto negativo en la economía real. Con presión fiscal récord histórica, gasto ineficiente y récord también, atraso cambiario y alto costo argentino, la verdad es que pensar en crecer y generar divisas es imposible con este combo. No es la primera vez, y nunca terminó bien.

P: ¿Cuáles serían los riesgos?

E:  Una crisis de liquidez del Fisco. Si se asusta el sistema financiero y deja de aceptar Lebac, se va en el acto a comprar dólares y activos del exterior. La caída de reservas y el salto del tipo de cambio sería consecuencia directa. Aún cuando Ud. observe una suba interesante del stock de reservas. No hay margen para confiarse.

P: ¿Tiene alguna idea de qué reforma tributaria se podría venir?

E: No, pero deberá ir atada a un cambio en el gasto público. Ciertamente habrá quejas, y debates más que ásperos. Si los que tienen más capacidad de lobby por razones sectoriales o locales bloquean reformas, el hilo se cortará como siempre por lo más débil: baja de gasto en prestación de servicios a quienes no tienen capacidad de protesta ni de lobby. Y ahí ya sabemos quién es la víctima cantada: los beneficiarios del sistema de seguridad social.

P: ¿Sospecha de una reforma previsional?

E: Quizás no ahora. Nadie tiene en claro qué reformar ni para qué, salvo aumento de edad de jubilaciones, pero los cortes de acceso a remedios gratis están generando un silencioso pero progresivo descontento. Aun con la reparación histórica. Pero habrá que esperar.

P: ¿En resumen, no ve margen para grandes ajustes?

E: Hasta ahora no. El ministro de Hacienda la tiene muy complicada, y la viabilidad de cualquier reforma ambiciosa depende del poder político a consolidar después de las elecciones legislativas. Hasta octubre, como decía (Javier) González Fraga a principios de los '90, la regla es la incertidumbre?

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