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Con baja demanda, la inversión puede esperar

El uso de la capacidad instalada en la industria promedió 64,5% en abril y se mantiene estable

07 junio de 2017

Por Carlos Boyadjian

Por segundo mes consecutivo, en abril la utilización de la capacidad instalada en las diferentes industrias orilló el 65% del total, según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El dato concreto del cuarto mes del año es 64,5% y refleja una una sensible mejora respecto a enero y febrero, en los que estacionalmente se producen paradas técnicas por mantenimiento, pero se mantiene sin cambios respecto de marzo y del desempeño que registró la industria manufacturera durante  2016.

Mientras el Gobierno se entusiasma con alguna reactivación en sectores puntuales, los diversos complejos industriales aún no dan muestras de requerir mayor volumen de inversiones para poder responder a una demanda que no termina de despegar. De hecho, según el último informe de actividad de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), la producción de bienes de capital retrocedió en abril -13% respecto del mismo mes del año anterior, mientras que la fundición cayó -6% interanual.

Capacidad ociosa

Los especialistas coinciden en que la economía argentina funcionando en buen nivel debería estar cerca del 75%. Con los niveles actuales de uso de la capacidad instalada, el proceso de inversión bien puede esperar o dosificarse en el tiempo, al menos en la mayoría de las industrias. Es decir, aún hay margen para absorber una mayor demanda sin necesidad de ampliar plantas o capacidad de producción. Hay sí, empresas que encaran proyectos de inversión para incorporar nueva tecnología en reemplazo de una más obsoleta o procesos más eficientes, pero no para ampliar el margen de producción.

Para el Indec los bloques sectoriales que tienen mayor nivel de utilización de su potencial productivo son la refinación de petróleo (82,4), empujado por el desarrollo de Vaca Muerta; la industria de papel y cartón (79,6%), así como las industrias metálicas básicas (73,6%), los minerales no metálicos (71%) y productos químicos 68,6%).

En el otro extremo, se encuentran la industria automotriz (46,5%), muy golpeada por la caída de la demanda de Brasil, la metalmecánica exceptuando los autos (54,5%), productos textiles (54,9%), edición e impresión (56%), productos de caucho y plástico (57,9%), productos de tabaco (62,4%), y alimentos y bebidas (64,3%).

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