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Cambiemos llegará a octubre unificado, con un leve veranito económico y luce como favorito

El oficialismo llega a octubre (y a las PASO) unido y organizado, con una economía que mejora y con una oposición fragmentada y cazando en el zoológico

Alejandro Radonjic 15 junio de 2017

Por Alejandro Radonjic

Despacito, como dice el pegadizo hit de Luis Fonsi, “la macro” empieza a alinearse y y así comienza a incubarse un veranito (que tendrá más de estadístico que de tangible), y que hará pico justo cuando se realicen las elecciones. Eso, calculan los expertos, implicará un sesgo favorable hacia Cambiemos. Y del resto se encargará la diáspora peronista.

A los hechos o, cuanto menos, las proyecciones. La inflación ha comenzado a bajar y promediará 1-1,5% en el segundo semestre; los números de crecimiento observados (que serán los del segundo trimestre) serán los más elevados del año; “el pico de la recuperación salarial será entre julio y septiembre”, dicen en Ecolatina; el empleo crecerá con un ritmo algo más firme; el consumo estará más acicateado (por el salario real, la vuelta de algunas cuotas y cualquier cebo preelectoral que tire el Gobierno) y el dólar estará, como cantaba Piero, manso y tranquilo (además de “regalado”, como dice José Luis Espert). Casi un veranito.

Muy lejos de las tasas chinas y un verano radiante palpable por el gran público pero, sin dudas, en el mejor momento de Cambiemos desde que arribó a Balcarce 50 allá por diciembre de 2015. Y, estadísticamente hablando, muy lejos del ajuste salvaje, neoliberal e insensible sobre el que montará el PJ (en todas sus vertientes) su campaña electoral. Aun así nadie espera que Cambiemos supere el 40% o haga una megaelección. “No es el peronismo”, dice un avezado consultor. “(Mauricio) Macri es popular, es cierto, e incluso sobresale en el concierto regional y mundial, pero no es como Carlos Menem en 1995, Néstor Kirchner en 2005 o Cristina en 2011”, agrega.

Más instrumentos

Y lo que el mercado no da (o asigna, como se dice), el Estado lo compensa. Sobre todo, en aquellas zonas en las que los brotes verdes aun no maduraron. Por ejemplo, en el siempre candente conurbano bonaerense, no casualmente el territorio más visitado por los altos funcionarios de Cambiemos y uno de los más beneficiados (con justa razón) con la obra pública oficial. Analytica señala que las licitaciones volaron nada menos que 360% interanual en mayo.

Si todo eso no alcanza, siempre está el peronismo, hoy en su fase schumpeteriana de destrucción creativa, cazando en el zoológico (es decir, sacándose votos entre ellos) y buscando consagrar su líder para los tiempos que vienen. Cambiemos, en cambio, va con lista única. “Y sabe hacer campaña”, dice el consultor Lucio Guberman. “Ya lo demostraron”. Además, claro, siempre está el control de los resortes del Estado: Cambiemos controla hoy los principales instrumentos de la orquesta y puede ejecutarlos a piacere.

Además, como recuerda Juan Manuel Pazos (Head de Estrategia en Puente), a diferencia de otras ocasiones en las que el no peronismo gobernaba el país, hoy el oficialismo también controla la Mendoza, la Ciudad y, sobre todo, la madre de todas las batallas: la provincia de Buenos Aires. Ser oficialismo, sin embargo, también los expone a potenciales traspiés, y Cambiemos ha demostrado que puede hacer macanas y tener yerros.

La economía

“La macro va a estar mejor: con desinflación y más momentum en la economía”, dice Diego Falcone, Head Portfolio Manager de Cohen. “Además, la tasa en EE.UU. está baja, y eso asegura que sigan entrando capitales, bajés la tasa en dólares y haya estabilidad financiera”, agrega.  “Y en Brasil ya pasó lo peor”, acota.  Ayer, la tasa libre de riesgo (el bono de EE.UU. a 10 años) cerró cerca de 2,1% anual.

“La economía se está recuperando, pero la recuperación es lenta y heterogénea”, dice Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit.  Asimismo, arguye, “el poder adquisitivo va a repuntar con algo más de ganas ahora que la desinflación sigue su curso y empiezan a entrar las nuevas paritarias”. “La economía va a empujar más que en 2009 y 2013, pero no va a volar como en 2007 o 2011. Va a ser parecida a la de 2015”, sugiere. “La economía va a influencia positivamente, pero no será nada de otro mundo”, completa.

“Hay, además, una franja del electorado que cree que Cambiemos va a producir resultados económicos mejores en algún momento”, sostiene el lúcido analista político Julio Burdman. “Están algo frustrados con Cambiemos, pero son optimistas”, ensaya. El crédito, entonces, también apalancará el voto hacia Cambiemos.

El mercado

Así, los astros se tienden a alinear y Cambiemos, empieza a creer el mercado, sería el ganador en octubre. Un informe de JP Morgan que circuló ayer otorga a la consolidación de la “narrativa constructiva” una probabilidad de 75% y sólo el 25% a un “retroceso populista”. Un regreso de CFK, dicen, tiene solo una probabilidad de 5%. Lo más interesante es qué pasará con el riesgo país: si gana Cambiemos (eso incluye mejorar el registro nacional de 2015 y volver a ganar la provincia de Buenos Aires, algo que sería, como dice Carlos Pagni, que los demócratas ganen Texas por segunda vez) el spread bajaría a 250 puntos básicos. Pero, si gana Cristina, saltaría a 650 puntos básicos. Hoy, el spread está en 415. No caben dudas para quién jugará el mercado.

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