Entrevista a Daniel Kerner Eurasia Group
El Economista dialogó con Daniel Kerner, director y Practice Head para América Latina de Eurasia Group, la principal consultora en riesgo político del mundo que lidera el influyente Ian Bremmer, sobre la espinosa situación en Brasil.
Michel Temer dijo que no piensa renunciar y que quiere quedarse. ¿Podrá?
Vemos una probabilidad de 70% de que caiga. No creemos que pueda aguantar, más allá de todo el debate sobre las acciones y la veracidad de las pruebas aportadas por JBS. Su reputación está muy golpeada. Asimismo, su capacidad de sobrevivir dependía de su capacidad para hacer algunas de las reformas necesarias, sobre todo la previsional, y ser una especia de puente hasta 2018. Ese era el motivo por el que lo sostenía la élite política, económica y judicial. Esa élite veía que, sin esas reformas y una estabilización de la economía, iba a ser muy difícil llegar a 2018 y tener una elección más o menos normal. Si se compromete su capacidad para hacer esas reformas, y no hay dudas de que está comprometida, todo va a ser más difícil y lo más probable es que lo abandonen. Hay una chance de que sobreviva, pero eso es lo peor que le puede pasar a Brasil: va a tener un Presidente débil y sin capacidad de hacer reformas.
¿Pero no sería arriesgado abrir una caja de Pandora peligrosa para esas élites? Por ejemplo, Lula está primero en las encuestas y una salida posible es que haya elecciones?
Ya no hay buenos escenarios y ahora van de malos a menos malos. Igualmente, creo que habrá resistencia para llamar a elecciones anticipadas. Para eso, hay que reformar la Constitución. Las élites van a evitar esa vía porque sería desastroso que se impusiera Lula. Lo mejor sería que Temer se caiga relativamente rápido y el Congreso, en 30 días, nombre a alguien con suficiente credibilidad, como un juez de la Corte, un Fernando Hernique Cardoso o alguien con talla de estadista que pueda ordenar todo, tenga un equipo económico bueno y pueda aprobar algunas reformas, aunque sea diluidas. La élite está pensando cómo crear ese puente para 2018 y, allí sí tener una elección en la que pueda ganar alguien como João Doria (Nota del Redactor: es el alcalde de San Pablo y viene subiendo en las encuestas). Lula, además de las cuestiones judiciales que debe enfrentar y pueden llegar a descalificarlo participar, tiene muy pocas probabilidades de ganar una segunda vuelta. La duda más grande de todo ese proceso de convocar a elecciones indirectas es qué pasará con la confianza de los electores en el sistema general. Hay un descontento enorme con la clase política. Por eso, las élites quieren postergar eso en el corto plazo y llegar algo mejor a 2018.
Mirando algo más a mediano plazo, hay algunos observadores que dicen que Brasil puede salir fortalecido de la gran crisis?
Es parcialmente cierto y mucho de lo que está pasando en Brasil es producto de que tienen la institución del Ministerio Público con fiscales constitucionalmente independientes, honestos y jóvenes. A mediano plazo, coincido con que Brasil saldrá mejor, aunque no será el primer mundo y bajará los incentivos para seguir con el business as usual. Quedó demostrado que los políticos y también los empresarios, y eso es lo más importante, pueden terminar efectivamente presos.
A muchos argentinos les gustaría que los fiscales tengan la celeridad de sus homólogos de Brasil?
Sí, está clarísima la diferencia, y no sólo con Argentina, sino con toda la región. En Argentina, más allá de que los jueces quizás avancen con alguna causa, siguen teniendo una elevada dependencia del Poder Ejecutivo. Hacen falta cambios institucionales y es necesario que los políticos y los empresarios se aten las manos a sí mismos. Parece difícil que eso ocurra sin una crisis muy grande. Si existieran fiscales independientes como en Brasil, y con herramientas legales, podría pasar algo similar, y sería bueno, pero no lo veo como algo que esté presente en la agenda.
