Donald Trump hizo su primer viaje al exterior y la mayoría de los expertos en política exterior ?que en Estados Unidos abundan- lo evalúan negativamente, sobre todo en el capítulo europeo. Y consideran que esa experiencia fallida tendrá sus consecuencias en el orden internacional.
Trump no fue a fondo con alguna de sus propuestas de campaña como declarar a China país manipulador de su moneda, abandonar el Nafta y declarar obsoleta a la OTAN. En los dos primeros casos, modificó su posición pero su reciente paso por Bruselas y en la cumbre del G 7 en Italia dejó en claro su cuestionamiento a algunas instituciones que conforman el llamado orden liberal de la posguerra.
En Bruselas, Trump manifestó el malestar que produce en su gobierno solventar los gastos de la Alianza Atlántica mientras que sus otros integrantes tienen un compromiso menor. En el G 7 afirmó que en los próximos días decidiría si firma o no el Acuerdo de París sobre el cambio climático y fue muy difusa su posición en los temas comerciales lo cual quedó en evidencia en el escueto comunicado final.
Decisiones políticas
En una reciente columna en el diario El País, Moisés Naím sostenía, que con Trump, Estados Unidos está renunciando al liderazgo mundial por propia decisión sin que ninguna otra potencia lo desplace del lugar que viene ocupando hace cien años. Un ejemplo, entre varias decisiones unilaterales, es haber abandonado el Acuerdo Transpacífico que además de cuestiones comerciales involucraba una estrategia política porque implicaba una alianza con países de Asia que están en la zona de influencia de China que no formaba parte del TPP (por sus siglas en inglés).
Las autoridades chinas no dejaron pasar la oportunidad e iniciaron conversaciones con los países que hubieron formado parte del TPP y recientemente lanzaron ante decenas de jefes de Estado, la ambiciosa iniciativa de una nueva ruta de la seda que involucra a 64 países. China buscará ocupar lugares que deja vacantes Estados Unidos. La política le tiene horror al vacío.
Pero no todo terminó en Taormina. Luego de la cumbre, Angela Merkel dijo que Europa debe valerse por sí misma y que los aliados ya no son tan confiables como antes. Son definiciones que sucesivos presidentes estadounidenses, hicieron todo lo posible para evitar. Trump, por su parte siguió criticando a Alemania por sus prácticas comerciales desleales que a su juicio provocan un fuerte déficit para Estados Unidos en el intercambio bilateral.
Si antes de su periplo, había preocupación en Europa por Trump, ahora, lejos de reducirse, se incrementó.
