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San Luis: Poggi obliga a los Saá a un cambio de planes y aliados

El gobernador y su antecesor pasaron de aliados a rivales: uno se acercó a Cristina y otro acordó con Cambiemos

05 mayo de 2017

Los Rodríguez Saá mantienen el predominio más longevo en una provincia desde la recuperación de la democracia. Primero fue Adolfo, el mayor de los hermanos, que gobernó  San Luis ininterrumpidamente desde 1983 hasta 2001, cuando ocupara por menos de una semana la presidencia de la Nación. Luego, Alberto, a cargo del Ejecutivo puntano entre 2003 y 2011 y, otra vez, desde 2015. Sin que, hasta aquí, se registraran grandes acechos a ese liderazgo familiar y compartido. De hecho, en los interregnos en los que no estuvieron al frente, no fue porque fueran derrotados electoralmente. Tanto Alicia Lemme como Claudio Poggi llegaron a través de sus auspicios. Aunque hicieran recorridos distintos.

Ese predominio, persistente fronteras hacia adentro, no les permitió, no obstante, trascender más allá de San Luis. Lo intentaron, en varias ocasiones, con dos candidaturas presidenciales cada uno. Pero con escaso resultado, más allá de cierta presencia en las vecinas provincias cuyanas. Mientras que ahora parece más expuesto. No por el crecimiento de fuerzas adversarias, precisamente. Si no, por la ruptura política con uno de los dirigentes que formaron parte de su esquema de gobierno. Ya en buena parte de sus cuatro años de gestión, Poggi había mostrado voluntad de diferenciarse y tomar distancia de sus jefes políticos. Sin romper amarras. Hoy, ya en la vereda de enfrente, no sólo encabeza la oposición al gobierno de la provincia en alianza en gestación con Cambiemos, sino que obligó a los Rodríguez Saá a un cambio de planes y, sobre todo, de aliados. Para retener la provincia. De cara a las elecciones de medio término de este año. Pero, sobre todo, de las de gobernador de 2019.

Giro

El hecho de que en el turno electoral de este año, además de tres diputados, la provincia elija senadores nacionales, agrega condimentos. El espacio oficialista pone en juego tres escaños en la Cámara Baja: los de Berta Arenas y de Luis Lusquiños, dos leales a los Saá. Mientras que la otra corresponde a José Luis Riccardo, el radical al que “el Alberto” venció en 2015, por amplio margen (56 a 37%). En la Cámara Alta, la distribución es parecida. Pero con un elemento extra. Es el propio Adolfo Rodríguez Saá quien concluye mandato, junto con la socio histórica Liliana Negre de Alonso y Daniel Pérsico, dirigente del Frente para la Victoria, rival tradicional de los hermanos. “El Adolfo” ya se anotó para renovar banca, resta saber quienes lo acompañarán.

En la cuestión de los aliados es donde los Saá muestran por estos días las mayores novedades. Saben que el hoy diputado Poggi, a pesar de que le quedan dos años de mandato, será de la partida, y que puede ser un rival de peso, con el apoyo del Gobierno Nacional y la venia de otros sectores del peronismo y hasta del Frente Renovador. Por eso el acercamiento con el kirchnerismo y gestos claros y contundentes hacia el peronismo nacional. Para aislar a Poggi y ganar terreno entre viejos rivales. Por caso, la intendencia de la ciudad capital está en manos del Frente para la Victoria, a través de Enrique Ponce. Ponce pertenece a la Agrupación Kolina, vinculada a Alicia Kirchner, y tiene muy buenas relaciones con La Cámpora. El acuerdo, en ese sentido, parece cerrado, más allá de cierta resistencia en la militancia más consustanciada, luego de tantos años de enfrentamiento con los Saá. La crítica común al gobierno de Mauricio Macri y sus políticas económicas, de algún modo, lo hizo menos complicado. “Que quede claro que queremos una Argentina sin presos políticos y sin espionaje político. Que no asuma deuda para gastos corrientes”, había dicho el gobernador luego del encuentro cara a cara con Cristina.

Enfrente

Poggi no la tiene fácil tampoco. Recibió el guiño del Presidente en la única visita a la provincia. En febrero pasado, cuando el gobernador le cuestionara a Macri que sólo venía “para la foto”. Pero no tiene, en términos territoriales, mucho más recursos de lo que le puedan aportar sus nuevos aliados. Entre ellos, los radicales. Alejandro Cacace, legislador provincial y referente del partido en la provincia, aparece como uno de los potenciales candidatos de la entente. Riccardo es otro dirigente con pretensiones. Hace unos días dijo que esta podía ser una elección “bisagra en la historia de San Luis”, elogió la actitud de Poggi como “valiente” y reivindicó su gestión, de quien  había sido opositor. Mientras que el PRO y la Coalición Cívica son expresiones marginales en la provincia. En ese sentido, la idea compartida es sumar de cara a 2019 y ganar una banca en cada una de las Cámaras. Con la esperanza, incluso, de ser sorpresa.

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