Luego de la presentación en sociedad el viernes pasado, Margarita Stolbizer y Sergio Massa empezaron a militar en los medios su nueva criatura legislativa: el plan “Bajemos Los Precios”, que busca desgravar ciertos items claves de la canasta alimentaria de los argentinos para, precisamente, bajar su precios hasta 20% y, como dijo el líder del Frente Renovador, “devolverle la plata a la gente”.
La iniciativa, que ya está en el Congreso y también contempla otros instrumentos (por ejemplo, que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia tenga las herramientas para una rápida intervención), busca que “el Gobierno tenga herramientas concretas para identificar, estudiar y atenuar las distorsiones que tienen los precios”.
Hasta el ex ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay, se inmiscuyó en el debate vía Twitter, recordando que “9 millones de argentinos vulnerables están alcanzados x la Ley de Devolución de IVA a los bienes de la canasta básica...desde hace 9 meses!”, una iniciativa que nunca consiguió el volumen esperado.
Sin embargo, y más allá de un diagnóstico común compartido (en efecto, los alimentos son caros en Argentina y han subido, como recordó Massa, casi 50% en desde que Cambiemos arribó a la Casa Rosada), la solución no es compartida por los expertos.
Según un post de los economistas Oscar Cetrángolo y Julián Folgar, publicado en el blog Alquimias Económicas, la iniciativa “parece desconocer la dinámica tributaria del impuesto y también la experiencia internacional al respecto”.
¿Qué pasaría si prospera el proyecto de Margarita y Sergio? “Sólo se reduciría la carga tributaria por el equivalente del impuesto en esa etapa, que en nuestro caso algo así como el 21% del valor agregado por el comerciante minorista. Si, por ejemplo, el margen de comercio fuera del 20%, la eliminación del IVA sobre la venta del producto determinaría una reducción del costo final del 4,2%, muy lejos del 21%. El efecto fiscal es mínimo y el impacto sobre el precio final insignificante, si es que el comerciante no logra apropiarse de ese menor impuesto, lo que dependerá del funcionamiento de cada mercado”, explican. “Es claro que la exención del IVA sobre los alimentos no reducirá su precio en un 21%”, explican.
Asimismo, Martín Tetaz hizo eje en el costo fiscal. “Según @SergioMassa el impacto de #BajemosLosPrecios es $500 para jubilados y $1.000 para trabajadores. Eso suma 180.000 millones. Impagable”, expresó desde su Twitter, y consideró que el elevado precio en los alimentos tiene tres ejes clave. “El primer responsable de los altos precios es el sistema impositivo”, dice. “La segunda razón por la que pagamos alimentos tan caros es que hay poca competencia”, explica y, por último, “la tercera razón es que la cadena de intermediación, que básicamente se compone de transporte, logística de almacenamiento y distribución, es ineficiente y cara en nuestro país”.
Marco Lavagna, referente económico del Frente Renovador, respondió ante el cálculo de Tetaz y dijo que “la baja de 20% en los precios no la planteamos únicamente por impuestos, sino con otras herramientas, como, por ejemplo, cortando los abusos”. Sin embargo, Stolbizer sugirió, ayer en DDM por Canal 13, que podría proponer la vuelta de las retenciones a la minería.
Por ahora, parece que se trata de un proyecto clásico de una era preelectoral que, como muchos está, bien intencionado, pero con varios enigmas abiertos y sin claridad sobre su financiamiento.
