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“Necesitamos dirigentes sindicales con una nueva mentalidad”

El secretario de Trabajo, Ezequiel Sabor, dijo que es necesario discutir las transformaciones del mundo laboral

30 mayo de 2017

“Necesitamos una dirigencia sindical a la altura de los cambios que necesita la Argentina”, sostuvo ayer el secretario de Trabajo de la Nación, Ezequiel Sabor, en la reunión anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (Acde). En línea con las referencias hechas por el presidente Mauricio Macri sobre una supuesta “mafia” sindical, el funcionario sostuvo que continuamente recibe denuncias de extorsiones por parte de los empresarios y que el Estado debe intervenir ahí donde “un grupo de forajidos con el nombre de sindicalistas hace aprietes”.

Durante el evento, que tuvo lugar en el hotel NH Tango, Sabor admitió que en el proceso de “acomodamiento de la economía” impulsado por el gobierno de Cambiemos “hubo sectores que se vieron muy afectados”, pero lo atribuyó a “cuestiones que tenían que ver con una fantasía de que si cerramos el mercado podemos hacer funcionar algunas industrias que si las hacemos jugar libremente no funcionan de la misma manera”. Sin embargo, aclaró que la intención no es dejar que se continúen deteriorando esas actividades ?mencionó la metalúrgica, plástica, textil, calzado?   sino “hacerlas más competitivas”.

Para el funcionario, el futuro del trabajo es “el” tema de discusión y es necesario alimentar ese debate. “La tecnología nos está haciendo cambiar tan rápido que tenemos que poder adelantarnos”, sostuvo.

El funcionario estuvo acompañado en el panel por el secretario gremial de la Asociación de Supervisores de la Industria Metalmecánica (Asimra), Mario Matanzo. Al ser consultado uno de los empresarios presentes por los sindicalistas que permanecen por décadas en su cargo y por aquellos “que exhiben sin pudor su riqueza mal habida”, Matanzo dijo que prefería no opinar sobre otros.

Sabor, en cambio, sostuvo que no le “preocupa que los dirigentes estén mucho tiempo en su cargo”, pero sí “que se queden con  prácticas antiguas”. Volviendo al tema de la modernización de trabajo y el reemplazo tecnológico, dijo que “necesitamos una nueva dirigencia sindical, pero no por el recambio de dirigentes, sino por el cambio de mentalidad”. Sabor sostuvo que desde que el presidente Mauricio Macri denunció públicamente a las “mafias” sindicales, no pasa una semana en la que “dos o tres” empresarios no le planteen el tema. En ese sentido, señaló que es un deber del Estado proteger a esos empresarios que denuncian “aprietes”. “Nosotros tenemos que tener grandes sindicalistas, que defiendan los derechos de los trabajadores, que se sienten a una mesa y te peleen hasta el último peso. Lo que no puede pasar es que haya extorsiones en el medio”, dijo.

Cuatro ejes prioritarios

Ante la atenta mirada de los empresarios, Sabor enumeró las principales preocupaciones del Ministerio de Trabajo. En primer lugar, señaló que “en Argentina no se están generando empleos en el sector privado”. Según dijo, los números muestran un estancamiento en el nivel de empleo registrado privado desde hace cinco años, que permanece en torno al 5,2/5,3 millones de trabajadores. “Hay que pensar cómo hacemos para generar por lo menos otros 6 millones”, añadió.

En segundo lugar, mencio nó el problema de la informalidad, que afecta “como mínimo” al 30% de los trabajadores. Se refirió no sólo al trabajo que existe en la absoluta informalidad, sino a toda la “escala de los grises” (media jornada, horas extra por afuera, parte del salario en negro, etcétera). En este punto, consideró que en el país “tenemos una cultura de venir sobreviviendo a los problemas económicos buscando diferentes artilugios”, pero dijo que “Argentina tiene que cambiar”.

Como tercer punto, el funcionario señaló la necesidad de incluir a las personas desempleadas que perciben un subsidio del Estado. Dijo que ya sea por “solidaridad” o por pensar que “si seguimos construyendo excluidos todo lo que podamos conseguir va a terminar siendo amenazado por esta gente”, es necesario introducir a estas personas dentro del mundo laboral, motivo por el Gobierno impulsó el llamado Plan Empalme (que deriva los subsidios que percibe una persona a la empresa que la contrate como parte de su salario). “Esta gente no está en la lona, está fuera del ring y nosotros tenemos que meterlos”, sintetizó.

Como cuarto punto, dijo que el Estado debe marcar las reglas del juego entre empresarios y sindicatos y oficiar de árbitro, siempre “en el sentido del crecimiento”.

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