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El impacto de la crisis brasileña en Argentina: ¿oportunidad o riesgo?

La crisis brasileña anticipó la corrección en el tipo de cambio que los agentes esperaban hacia julio

25 mayo de 2017

Por Juan Manuel Pazos Head Strategist en Puente

En los últimos días, todas las miradas pasaron de estar enfocadas en la tasa de inflación, la política monetaria del BCRA, las últimas encuestas y la actividad económica a concentrarse en lo que ocurre en Brasilia. La más reciente entrega del interminable drama brasileño puso a nuestro principal socio comercial ante la perspectiva de la segunda salida anticipada de un Presidente en menos de un año.

En el corto plazo, la decisión de Michel Temer de mantenerse en el cargo a pesar de las acusaciones inquieta al mercado, que teme un prolongado y desgastante proceso de impeachment que paralice al Congreso y bloquee las reformas estructurales que el Gobierno estaba implementado.

Mirando el ámbito local, la crisis brasilera estalló en el momento en que la economía argentina transitaba el segundo trimestre de recuperación y la duda es cuál será su impacto sobre las perspectivas del mercado local.

Aquí y allá

La primera y más inmediata consecuencia en el ámbito local se ha registrado en el mercado cambiario. Previo al recrudecimiento de la crisis política brasileña, el mercado argentino se encontraba en una tensa calma. Pese a la activa intervención del BCRA en el mercado de cambios, los agentes estaban crecientemente a la expectativa de una corrección del tipo de cambio. Como en todos los procesos preelectorales de los últimos veinte años, en las semanas antes del estallido de la crisis brasileña se venía observando un aumento de la demanda de instrumentos dolarizados por parte de los inversores locales. Los inversores externos, por otra parte, si bien continúan interesados en posicionarse en activos en pesos, estaban esperando a hacerlo a un tipo de cambio más depreciado. En ese contexto, los agentes estaban esperando una corrección del tipo de cambio hacia fines de julio, cuando se creía que, ya sin los agrodólares, los flujos en el mercado de cambios tenderían a equilibrarse.

En nuestra opinión, la crisis brasileña anticipó esta corrección. El peso se depreció más de 3% en la última semana, superando los $16 por dólar arrastrado por un real que se debilitó casi 6%. Mirando hacia adelante, la clave será cuánto demore Brasil en negociar una salida política al conflicto actual. En nuestra opinión, existe una atractiva oportunidad de reposicionarse en activos en pesos si en los próximos días, los líderes del PMDB y del PSDB llegaran a un acuerdo con el presidente Temer para descomprimir la situación y garantizar la continuidad del equipo económico y de su agenda de reformas. A tipos de cambio cercanos a $16/U$S, vemos interés de inversores externos por posicionarse nuevamente en pesos para aprovechar las atractivas tasas de interés domésticas en cuanto la situación en Brasil se estabilice.

Por el contrario, si la situación en Brasil se extendiera, vemos una situación mucho más desafiante para la economía local. Tomando como ejemplo el proceso que terminó con la destitución de Dilma Rousseff, si el presidente Temer decidiera quedarse en su puesto y enfrentar un impeachment, Brasil entraría en un peligroso proceso en el que sería imposible avanzar en la aprobación de la agenda de reformas hasta tanto el congreso definiera si destituye o no al presidente.

En ese contexto, la economía brasileña se resentiría nuevamente, cayendo nuevamente en recesión, lo que gatillaría una nueva ronda de salida de capitales y de depreciación del real. Este escenario profundizaría las vulnerabilidades de la economía argentina, acrecentando la inconsistencia entre los distintos objetivos del BCRA. Una mayor depreciación del real, pondría a la autoridad monetaria ante una difícil decisión, en un contexto en que el sesgo contractivo de la política monetaria requerido para cumplir con la meta de inflación del BCRA implicaría agravar el problema de sobrevaluación del peso y pondría en riesgo la recuperación de la actividad. Por otra parte, responder al shock externo con una política monetaria menos dura permitiría que el tipo de cambio amortigüe el impacto de la crisis brasilera sobre la actividad, pero requeriría que el BCRA renunciara definitivamente a su meta de inflación dado el traslado a precios de la depreciación del peso.

En el corto plazo, las próximas semanas serán decisivas. La crisis brasileña es el mayor riesgo para la incipiente recuperación de la economía argentina, desplazando incluso a la elección legislativa de octubre. Pero también puede ser una oportunidad. Una rápida resolución a la crisis brasilera abriría una atractiva ventana para posicionarse en pesos .

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