Diplomático de carrera, peronista y pragmático. Así lo definen, los que lo conocen, a Jorge Marcelo Faurie, el nuevo canciller argentino, hasta ayer embajador en Francia. De llegada directa a Fulvio Pompeo, hombre clave en la política exterior del presidente Mauricio Macri y secretario de Asuntos Estratégicos en el Ministerio de Relaciones Exteriores que ahora encabezará, Faurie volverá luego de quince años al Palacio San Martín, donde ocupó el puesto de vicecanciller de Carlos Ruckauf, en el gobierno de Eduardo Duhalde.
Su primer rol diplomático fue el cargo de vicecónsul en 1975, trabajó en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación y fue funcionario en las embajadas en Venezuela, Jamaica, Brasil, Chile y Rumania,hasta que, en 1997, fue designado jefe de gabinete de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante los tiempos de Guido di Tella. En 1998 pasó a ser director nacional de Ceremonial de la Cancillería y cuando Ruckauf se convirtió en gobernador de la provincia de Buenos Aires fue designado adscripto del gabinete provincial. El mismo Ruckauf lo convirtió en su vice. Mientras que una denuncia sobre sus vínculos con el exsecretario privado de Carlos Menem, Ramón Hernández, lo alejó del cargo, pero sin abandonar la carrera diplomática. Desde fines de 2002 hasta 2013 fue embajador en Portugal, desde donde regresó para ser director de Asuntos Culturales del Palacio San Martín y, sobre el final del kirchnerismo, secretario de Cooperación Internacional.
La próxima reunión del G-20 en Buenos Aires tuvo su peso en la designación, más allá de la buena relación con Pompeo y otros hombres de peso del gabinete. Según trascendió se le había asignado la preparación de los trazos más finos de la organización del encuentro de los paises más importantes del planeta, evento que el presidente Mauricio Macri espera con los brazos abiertos. En diciembre de este año se desarrollará una jornada preparatoria con la 11° Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio. Faurie seguirá de cerca los detalles.
