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Argentina y la batalla que hay en Washington

El país tiene una agenda comercial acotada con Estados Unidos, pero la puja entre proteccionistas y globalistas traba todo

10 mayo de 2017

En Washington se está librando una batalla por el rumbo de la política comercial entre los proteccionistas y los globalistas. La figura más prominente de los primeros es Peter Navarro y de los segundos, Gary Cohn.  Donald Trump hace gestos hacia los dos sectores, cada uno de los cuales se atribuye haber impuesto su criterio. El rumbo que finalmente se adopte tendrá impacto en otros países, entre ellos Argentina aunque su  intercambio comercial con Estados Unidos no es muy significativo.

Los proteccionistas destacan haber logrado acciones comerciales sobre el acero y el aluminio. También se adjudican un éxito con el impulso al “Buy American” y haber puesto en marcha estudios para determinar si los desequilibrios en el intercambio con diferentes países  pueden conducir a una suba de tarifas. A su vez los globalistas, se atribuyen varios logros como que haya abandonada la idea de declarar a China como a un país que manipula su moneda, desechar la idea de abandonar el Nafta y haber eliminado el Consejo Nacional de Comercio creado en los primeros días de la administración Trump.

La puja está en pleno desarrollo y su resolución dependerá, en gran medida del contexto  político y económico. Los proteccionistas creen que Trump se mantendrá firme en sus promesas de campaña pero los globalistas creen que su punto de vista se verá favorecido por una mejora del desempeño exportador estadounidense de la mano de un dólar más estable y un mayor nivel de economía global.

Un planteo equivocado

Muchos especialistas advierten que el déficit externo de Estados Unidos se origina en que sus ciudadanos gastan más de lo que ganan y financian la diferencia con endeudamiento externo.  Por lo tanto, corregir ese desequilibrio es un desafío para la política económica y no se soluciona imponiéndole sanciones a algún país en particular. Los déficits con determinados socios comerciales son consecuencia de factores estructurales que tienen que ver con las características de cada economía y no con prácticas comerciales desleales.

Argentina expectante

En este marco, Argentina pretende llevar adelante su agenda comercial con Washington que tiene tres puntos principales: los limones, el biodiésel y el Sistema Generalizado de Preferencias.  Pero el momento no es el más adecuado.

Recientemente, el país recuperó la posibilidad de vender limones en el mercado estadounidense por un monto que no es significativo en el agregado nacional pero que tiene  impacto en la provincia de Tucumán. La suerte del biodiésel, que sí es significativo en las exportaciones argentinas, puede correr otra suerte en un contexto en el cual hay muchos oídos en Washington dispuestos a escuchar a los productores locales que están diseminados en muchos estados y que argumentan que Argentina otorga subsidios.

Y en cuanto a la posibilidad de volver a formar parte del  Sistema Generalizado de Preferencias, que permite ingresar una serie de productos con preferencias arancelarias,  a mediados de año se conocerá la decisión estadounidense.  Está en juego en ese caso, la posibilidad de exportar US$ 400 millones adicionales.  La negociación para recuperar ese beneficio que el país tenía hasta hace algunos años, estaba muy avanzada pero con la llegada de Trump todo es incertidumbre. Y, por eso, Argentina debe estar muy atenta a como se resuelve la batalla sobre la política comercial en Washington.

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