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En el 1º T la actividad se recuperó, pero no llegaría a 3,5% anual

En marzo, según el EMAE, la actividad creció 0,8% interanual y un auspicioso 1,9% versus febrero

24 mayo de 2017

Con el 2016 ya cursado y con el primer trimestre del 2017 también adentro, lo que se puede afirmar es que la economía aun no muestra un ritmo firme, sostenido y significativamente positivo. Aun así marzo mostró algunos datos interesantes (por ejemplo, un crecimiento de 1,9% versus febrero y un alza interanual de 0,8%), que dan cuenta, tras un pésimo febrero que preocupó, que la actividad se está recuperando. Pero los números aún son tímidos y, en algún punto, mixtos. El EMAE de marzo del Indec cerró el primer trimestre con un tibio 0,1% en la interanual y un más florido pero aun así tímido 0,6% en la comparación con el trimestre anterior.

Partiendo por lo más básico, se puede afirmar que, como ocurre con las metas de inflación, ya nadie cree en el pronóstico oficial de 3,5% de crecimiento del PIB para 2017. Y esa afirmación incluye al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que esta semana ya habló de un crecimiento cercano a 3%. Número aún más optimista que el del mercado, que en promedio espera una variación de 2,6%, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que publica todos los meses el BCRA.

Modesto

El economista jefe de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, graficó esta idea en una charla con El Economista: “El 0,6% intertrimestral es un ritmo de 2,4% anualizado. Inferior al que necesita la economía para crecer al 3,5% y cumplir la meta. Y muy similar al cuarto trimestre de 2016, que fue 0,5%, es decir, 2% anualizado. Viendo el vaso medio lleno, hay crecimiento. Viendo el vaso medio vacío, es muy acotado”.

Y concluyó: “Un crecimiento de 2% o 2,5% es bajo. La población crece al 1%, no es para tirar manteca al techo. Nuestra proyección para este año es 2,5%. Recuperás el terreno cedido el año pasado. No es crecimiento genuino. Eso quedará para 2018. Y si lo hacés bianual, tomando 2016 y 2017, es peor: vas a estar 2% debajo en el PIB per cápita respecto a 2015”.

Años perdidos

En ese sentido coincidió el director socio de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez: “Para que el año te dé 3,5%, los próximos 9 meses deberían promediar 4,6% interanual de crecimiento, lo cual es mucho. Eso quedó tan lejos que el Gobierno ya se bajó y está hablando de 3%. Y para que de 3% los próximos 9 meses tienen que dar 4% interanual, lo que también es exigente. Por eso el REM ya está en 2,7%, según la mediana, y con 2,7% o 3% este año recuperarías apenas un poco más que lo que perdiste el año pasado”.

Eso en términos de PIB, porque en términos de PIB per capita, aclara Caamaño Gómez, como lo hiciera Sigaut Gravina, se sale perdiendo. “Desde el punto del PIB per capita perdiste, porque pasaron dos años en el medio. Por eso es más recuperación que crecimiento. No cortamos con el serrucho de los años previos”, dijo.

La gran duda parece ser no sólo si la recuperación actual es lo suficientemente fuerte, o por lo contrario demasiado tímido, sino si están dadas las bases para un crecimiento sostenido en el futuro. Una pregunta abierta y de difícil respuesta en una economía tan volátil y plena de incertidumbres.

Futuro incierto

El director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiain, que prevé un crecimiento de apenas 1% para el 2017, considera que en adelante hay dos escenarios posibles.

Su lectura respecto al crecimiento de marzo es clave para comprenderlo: “Es un crecimiento muy leve y desparejo entre sectores y la diferencia tiene que ver con los que el Gobierno eligió como ganadores y perdedores. Los ganadores son el agro, los servicios públicos, la intermediación financiera y, por ser un año electoral, la construcción de la mano de la obra pública. Los perdedores son los industriales del mercado interno que compiten con la importación”.

Esos sectores lideraron el crecimiento de marzo, especialmente la construcción, de la mano de la obra pública. “La construcción es un sector que derrama mucho. Por eso, en un año electoral, darle a la obra pública para levantar la construcción es una política recomendable”, explicó Asiain.

De cara al futuro ve dos caminos posibles: “En años siguientes va a depender de la decisión discrecional pos elecciones: o da un giro más conservador para cumplir con los requisitos para llegar al investment grade, o con los del FMI para créditos no condicionados, o deja eso en el mero discurso y le mete para adelante al gasto al estilo menemismo. Ahí, financiado con deuda, puede consolidar crecimiento”.

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