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Una opción trágica para Francia y Europa

Los franceses irán a las urnas el domingo y, todo parece, volverán el 7 de mayo

21 abril de 2017

Por Daniel Montoya Politólogo

“En política no resulta tan decisivo cuantos te votan sino cuantos te vetan”, reza un viejo adagio que se ajusta a la perfección al sistema de elección de doble vuelta que utilizará Francia para elegir presidente el 23 de abril y 7 de mayo próximos. A partir de la reforma del '94, la lógica que subyace al ballotage es conocida por los argentinos y, en especial, por los porteños. Un candidato a presidente con un núcleo de adherentes firme pero minoritario, Carlos Menem, ganó la primera vuelta en 2003, aunque no se presentó al segundo turno por el rechazo fuera de su electorado. Asimismo, en la reciente elección de 2015, la segunda opción presidencial en primera vuelta, Mauricio Macri, logró consagrarse en la siguiente instancia al ser la variante más potable para el electorado general. En el caso de Francia, si Emmanuel Macron pasa el primer round de abril, será presidente en mayo. Su figura no cosecha oposición en casi todo el arco electoral galo, una ventaja que es decisiva para un ballotage.

Por otra parte, las próximas elecciones francesas ofrecen una segunda certeza, pero no condicional como la de Macron, postulante por la nueva fuerza política En Marche!

Marine Le Pen, candidata por el ya consolidado Frente Nacional, será una de las dos figuras presidenciales que accederá a la segunda vuelta. El ticket a la final de mayo lo sacó con los resultados en las últimas elecciones presidenciales, regionales y para el Parlamento europeo, así como con el apoyo actual de una franja dura de votantes que podría ampliar al 40% en un escenario de ballotage. De todos modos, si Le Pen tiene que competir con Macron, no tiene chances.

Las sospechas de racismo, sus posturas migratorias radicales y el posicionamiento hostil a la Unión Europea, la dejan en un extremo donde solo puede atraer votantes del otro extremo que simpatizan con sus ideas acerca de la salida de la zona euro, en una suerte de remake del Brexit que ahora sería Frexit.

A diferencia de Le Pen, Macron es una figura fresca, que proviene de un espacio político con un año de rodaje y que estableció una conexión emocional con sus potenciales votantes, difícil de encuadrar ideológicamente. Mediante frases del tipo “Francia es una nación benevolente”, declamadas con gran habilidad a partir de sus estudios de teatro, Macron mostró una gran capacidad para atraer los electores tradicionales de los dos grandes partidos franceses en crisis, el socialismo y los republicanos, los únicos dos espacios que aún estando en un fuerte proceso de decadencia, todavía cuentan con más de 100.000 afiliados.

Sin embargo, esa ductilidad de Macron tan decisiva para el ballotage, es al mismo tiempo su debilidad en un escenario de primera vuelta repartido entre varios candidatos. En especial, en comparación a una Le Pen apoyada sobre una base política firme y respecto a un François Fillon que, aún viniendo unos puntos detrás, también pisa sobre un segmento fiel de electores de centro-derecha que ponderan su perfil de político tradicional y pertenencia al partido republicano.

En tal sentido, si Macron queda fuera del ballotage, se abren dos escenarios para Le Pen, ambos con diferente impacto político para Francia y Europa. En discrepancia con varios analistas internacionales, un ballotage entre Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, el veterano de la izquierda francesa en ascenso, sería la mejor noticia dentro de la mala noticia. Ello implicaría una interna entre dos políticos anti-sistema, donde ambos deberían competir por atraer el electorado moderado sin representación en el ballotage.

Por el contrario, una segunda vuelta entre Fillon y Le Pen, sería una variante peligrosa, una competencia abierta entre el sistema y el anti-sistema. En ese contexto de polarización, Le Pen apuntaría de lleno a fortalecer sus puentes con el sector de extrema izquierda de Mélenchon que hoy ya simpatiza con su postura estatista y anti-europea. El eventual triunfo de esa coalición política, sería trágico para Francia y Europa.

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