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Las acciones y las perspectivas hacia el futuro

Muchos se preguntan si el rally sostenido del equity argentino puede continuar y, para responder a eso, hay que mirar tres factores claves

21 abril de 2017

Juan Manuel Vázquez es Head of Equity & Credit Research de PUENTE

Independientemente de una potencial reclasificación de Argentina como mercado emergente por MSCI, seguramente muchos inversores se pregunten si el rally sostenido del equity argentino puede continuar. Dejando a un lado el potencial factor MSCI, y para responder a esta pregunta, es necesario analizar otros 3 factores que explican, en mayor o menor medida, la performance pasada y potencialmente futura de las acciones argentinas.

En primer lugar podemos mencionar el factor internacional: con Argentina “reincorporada” al mundo, el mercado de acciones comenzó a tener una correlación más evidente con el S&P. De esta forma, la suba del equity argentino esta explicada en parte por el fenomenal desempeño del índice americano. Por ende, una eventual corrección en el mercado de acciones en Estados Unidos sin lugar a dudas debería impactar en el mercado local. Dicha corrección en el S&P no debería descartarse, en un contexto donde la idea de una agresiva política fiscal expansiva parece haber encontrado ciertos escollos en su implementación, y esto podría impactar en las expectativas de crecimiento que inicialmente el mercado parecía descontar.

Habiendo dicho esto, las acciones argentinas se vieron beneficiadas y pueden seguir siendo beneficiadas en el mediano y largo plazo por el segundo factor, que es el fundamental, el cual sigue vigente de la mano de un público inversor optimista aunque más cauteloso y selectivo.

Luego de varios años de desequilibrios, muchos sectores en Argentina necesitan transitar hacia una necesaria transformación, mejorando de esta forma las perspectivas de aquellas empresas con actividades en dichos sectores. Existen casos en los que drivers son tan claros que la apuesta al equity para el mediano o largo plazo debería considerarse en cualquier portafolio.

Específicamente, el sector financiero, de petróleo y gas y de generación eléctrica deberían ser claros generadores de valor en el mediano y largo plazos.

El sector financiero en Argentina debería mutar de un modelo transaccional a uno tradicional, donde aumente la intermediación financiera y como resultado el tamaño del sistema, el cual es todavía muy chico cuando se compara con otros países de la región. El sector de petróleo y gas, y principalmente los plays de producción de gas (convencional o no convencional) debería ser otro claro ejemplo de oportunidad de desarrollo. Argentina importa durante el invierno casi 30% del consumo de gas, sin siquiera poder abastecer la demanda potencial, causando cortes a la industria y otras restricciones. Los planes de incentivo a la producción de gas natural, donde este año se han plasmado nuevos programas enfocados en el desarrollo de áreas no convencionales (tight y shale gas), son otro ejemplo probado de un país que requiere inversiones en energía para poder crecer y no depender de importaciones no solo de gas, sino también de combustibles más caros como el gasoil que se importa en invierno para generar electricidad.

El sector de generación eléctrica requiere también de una transformación, en un sistema que ha registrado desde el año 2002 y en forma consecutiva hasta la actualidad nuevos picos de demanda, poniendo presión en la capacidad disponible del sistema y registrando ratios de reserva por debajo del 10% desde 2006. Los proyectos tanto de generación térmica como renovables son sin lugar a duda una prioridad para equilibrar el sistema y optimizar la matriz energética. Lo interesante de los sectores de petróleo y gas como de generación es que existe un consenso general en el plano político de que el desarrollo de los mismos es vital y debería ser parte de la agenda política de largo plazo independientemente de quien se encuentre al frente del gobierno. Ahora que la normalización del sector energético está tomando forma, es en nuestra opinión poco probable que en el mediano plazo la política intente recurrir nuevamente a subsidios energéticos que han llegado a representar 3,7% del PIB (en 2014) y causar una marcada desinversión.

Finalmente, toca referirse al tercer factor, que es el factor político. En la medida que la clase política en Argentina se enfoque en medidas en medida que atraigan inversiones y materialicen un crecimiento sostenible, el mercado de acciones debería transitar por sucesivos re-ratings y ser uno de los más beneficiados. De esta forma, las empresas con actividades en los sectores mencionados y otros con perspectivas positivas (como el agro, construcción e infraestructura) pueden verse muy beneficiadas si el horizonte de inversión son el mediano y largo plazos.

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