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Una alternativa al conflicto docente: más opciones

08 marzo de 2017

por Marcos Hilding Ohlsonn, Economista de Libertad y Progreso

Todos los años, los gremios docentes reclaman un aumento de sueldo, haciendo o amenazando con un paro. Aunque no comparto la práctica, ni me gusta Roberto Baradel y la ideología de algunos gremios, es lógico que los maestros reclamen ganar más y este método les funciona. Más teniendo en cuenta que los salarios docentes son bajos en relación al importante trabajo que realizan. Pero al mismo tiempo, los gobiernos ya tienen un elevado gasto en educación, que no llega a los maestros que cumplen su tarea. En eso se incluye mucho gasto burocrático, muchos ausentismos, y otros gastos que no mejoran la calidad educativa.

Todos los años los gobiernos entran en una disyuntiva entre el costo fiscal de aumentar los salarios y el costo político de que no arranquen las clases. El problema es que en esto los que pierden son los chicos, los padres, los buenos maestros y la calidad educativa.

Una alternativa de fondo es cambiar los incentivos para que estén alineados a favor de los chicos, los padres y de los buenos maestros. Una forma de hacerlo es cambiando el sistema totalmente. En lugar de un sistema centralizado y concentrado, donde los que mandan son los gremios y los políticos, busquemos uno donde los que tengan peso son padres y maestros.

Una propuesta para esto es que la financiación de la educación siga siendo del Estado, pagado por todos con nuestros impuestos, pero en lugar de ofrecer educación, pagar los sueldos y organizar todo (donde se pierde mucho dinero en el medio), que el Estado le de un “vale” por educación, o “cheque” o “voucher” a cada padre. Con ese vale, los padres pueden elegir a que escuela mandar a sus hijos, a una de administración estatal, una parroquial, o alguna de una ONG o una privada.

¿Cuál son los beneficios de este cambio de sistema?

En primer lugar, que se pierden muchos intermediarios, gremialistas, políticos, burócratas. El contacto es entre los padres y los directores/maestros.

Segundo, los padres pueden participar más en las decisiones, porque ya no depende todo del gobierno central, sino de cada escuela.

Tercero, hay opciones, los padres pueden elegir entre distintos tipos de colegios, sean religiosos, laicos, con métodos de enseñanza distinta, como Monetesori, Waldorf, etcétera. También alguno con orientación a las artes o deportes, o volver a reforzar los industriales.

Cuarto, se premiarían los colegios que administran bien los recursos, ya que más padres los eligen.

Quinto, habría más recursos para pagar sueldos más altos a los maestros que están en el aula dando clase, y se dejaría de pagar a los que no cumplen. Al ser local, los otros maestros, los directivos o los padres les reclamarían a los maestros que faltan, a los gremialistas o burócratas que no cumplen, porque les afectarían a ellos. Esto habría que compensarlo con fondos especiales para las escuelas en zona vulnerables, ya que es un desafío mucho mayor educar en barrios muy carenciados.

Lo que proponemos es re pensar como organizamos el sistema educativo, hoy en día el debate educativo es si arrancan o no las clases, sin pensar en la calidad, en un mundo cambiante, en la diversidad educativa. Hay que aprovechar esta crisis para pensar soluciones que realmente puedan mejorar la educación y alinear incentivos a favor de los alumnos y los maestros. El sistema de vouchers puede ser un buen camino en esa dirección.

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