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Se sigue agravando la crisis en SanCor

14 marzo de 2017

“No va a ser fácil”. Con esa frase describió el ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Buryaile, al proceso de reestructuración que la cooperativa láctea SanCor deberá iniciar próximamente para paliar la profunda crisis que atraviesa desde hace ya varios años, pero que se agravó en los últimos meses a partir de los conflictos estructurales, las inclemencias climáticas y la baja cotización internacional de la leche.

Ayer, el Gobierno Nacional comenzó a estudiar el plan que presentó la empresa luego de la reunión que mantuvieron la semana pasada en Buenos Aires, que contó también con la presencia de representantes del gremio de los trabajadores de la industria lechera, quienes encabezaron varias protestas cuando se paralizaron cuatro usinas en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, donde se concentra la mayor parte de la actividad tambera.

“SanCor no tiene que despedir gente, sino que debe incrementar el volumen de leche que procesa, pero para hacer eso tiene que tener más recursos financieros para comprar materia prima: éste es el problema que tiene hoy”, explicó Buryaile en declaraciones radiales. En ese sentido, se refirió al pasivo actual que registra y aseguró que es “exorbitante”, en tanto que señaló que “el costo operativo mes a mes arroja un promedio de $ 150 millones”.

Aunque trascendieron rumores de una posible compra de activos por parte del gigante lácteo francés Lactalis, el funcionario confirmó que “no por ahora”. “Como gobierno no vamos a interceder para facilitar nada a ningún grupo”, aclaró, al tiempo que remarcó que “la firma tiene capacidad instalada para procesar hasta seis millones de litros de leche diarios, y hasta la última semana procesaba 1,5 millón”. “Con una dotación de personal de 4.000 personas, es una relación muy mala”, reflexionó.

Paralelamente, recordó que Venezuela mantiene con SanCor una “deuda enorme” que rondaría los US$ 1.000 millones que “no pareciera hoy que le vaya a pagar”.

Sueldos y suspensiones

La polémica por los aumentos del 40% en los sueldos también tomó protagonismo en los últimos días con la movilización de los camioneros. Por eso, la firma se encargó de destacar que se trató de una “información errónea” y aseguró que el porcentaje acordado en la última pauta salarial por el Centro de la Industria Lechera (CIL) fue del 13,9%.

Lo cierto es que en las localidades de Brinkmann, Moldes, Centeno y Coronel Charlone la preocupación no para de crecer. Es que la reducción de personal y el pago atrasado o en cuotas de los salarios genera cada vez más incertidumbre entre los empleados.

En el caso de Brinkmann, este jueves se realizará un “abrazo” a la planta, dado que, según explicó el gerente de Industrias del lugar, “habrá un achique en el recibo de leche” y, en virtud del cierre transitorio de la planta de Coronel Moldes, el establecimiento dejará de recibir quesos y será abastecida por Balnearia, que redujo su producción al 50%. Por ende, se espera que haya empleados con licencias de treinta días o más.

La misma suerte corrió Charlone, en el noroeste bonaerense, que tras las inundaciones de General Villegas se vio doblemente afectada por la situación. “En esta planta se hace todo el proceso del queso azul, que requiere mucha mano de obra”, dijo Walter Reina, delegado comunal. “Todo el pueblo está ligado a SanCor, es el motor de nuestra economía”, declaró, y contó que hasta el momento “no apareció nadie de la empresa, hay sueldos atrasados, y aunque dicen que la semana próxima vendría alguien de Recursos Humanos, no se sabe qué pasará y la angustia crece”.

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