El Economista - 70 años
Versión digital

jue 25 Abr

BUE 14°C

“La inversión está reaccionando muy lentamente al nuevo entorno más promercado”

Entrevista a Gloria Sorensen (Economista Jefa de BBVA Research de Argentina)

22 marzo de 2017

Entrevista a Gloria Sorensen Economista Jefa de BBVA Research de Argentina

La prestigiosa economista Gloria Sorensen, Jefa de BBVA Research de Argentina, ofrece su visión sobre los temas más candentes de la coyuntura económica vernácula. En diálogo con El Economista, sostiene que, a priori, es menos optimista que el Gobierno en cuanto a la evolución del nivel de actividad, así como en la inflación, y dice que una eventual mayor volatilidad financiera por la suba de tasas de la Fed nos afectaría marginalmente porque el país “ya tiene cubierta la mayor parte del financiamiento externo que necesita para 2017”.

¿Qué dice su Nowcasting (MICA-BBVA) sobre el ritmo de crecimiento de la actividad económica actualmente y qué proyectan para todo 2017?

Con la información más actualizada, nuestro modelo MICA-BBVA está estimando para el primer trimestre de 2017 un crecimiento del PIB real ajustado por estacionalidad de 1% respecto al trimestre anterior, similar al 0,98% trimestre que estima para el último trimestre del 2016. El modelo sugiere que este ritmo de aumento se mantendría en el próximo trimestre y la economía estaría creciendo a un ritmo superior al 4% interanual a fines de 2017, aunque para el promedio del año el aumento del PIB sería de 2,8%.

Miremos algo más allá. El Gobierno dice que el PIB crecerá 3,5% en 2018 y 2019. ¿Coincide o aún es prematuro proyectar eso?

Nuestras previsiones de crecimiento para 2018 y 2019 son algo más conservadoras de 3% por año, pero no se puede descartar la proyección más optimista del Gobierno si se acelera el flujo de inversiones hacia Argentina a tasas superiores al 6,4% promedio anual que nosotros estimamos para el próximo bienio. Una recuperación más rápida en Brasil, por el momento poco probable, también podría imprimirle más dinamismo a las exportaciones de modo de alcanzar tasas de crecimiento del 3,5%.

El dato de inflación de febrero del Indec fue 2,5% y descolocó a varios, más allá de que se esperaba una aceleración contra los meses previos. Además, el IPC núcleo fue bastante elevado (1,8%), sugiriendo que no sólo las tarifas están subiendo más allá de lo deseado. ¿Cómo ve los próximos meses? ¿Cree que el BCRA va a poder cumplir su meta?

En los próximos dos meses la inflación va a seguir en torno al 2% mensual por el impacto de los aumentos de tarifas y otros precios regulados. El riesgo es que estos incrementos de precios administrados tengan efectos de segunda ronda y terminen afectando las expectativas de inflación, especialmente en el trimestre en que se negocian los acuerdos salariales. Además, la inflación subyacente no está del todo limpia de los ajustes de precios regulados que la afectan, por ejemplo, vía expensas. Al mismo tiempo, hay cierta resistencia a la baja en la inflación subyacente, que no muestra una clara tendencia descendente en el último cuatrimestre por lo cual creemos que va a ser difícil para el BCRA cumplir su meta de 12-17% para 2017. Aún en un escenario relativamente optimista,  suponiendo una incidencia de sólo 3,3 puntos porcentuales de los aumentos de precios regulados y una inflación núcleo que desciende gradualmente y promedia 1,3% mensual, estimamos un incremento del IPC del Indec de 18,2% para el año. Tampoco ayuda al BCRA en el cumplimiento de su meta que no contemos con un IPC Nacional, ya que la inflación en el interior (Córdoba, San Luis, La Pampa, etc.) ha sido inferior a la de GBA, donde pega de lleno el impacto de suba de tarifas. Probablemente con un IPC Nacional el target sería más fácil de alcanzar (en su rango más alto).

¿Cree que se podrá llevar la inflación a 5% en 2019?

En Argentina, tenemos poca experiencia con procesos de desinflación gradual sin ancla cambiaria. En un esquema de metas de inflación como el actual, es crucial la credibilidad del BCRA para alinear las expectativas y evitar que los cambios de precios relativos se traduzcan en mayor inercia inflacionaria y ésta aún tiene un camino por recorrer para lograr el 5% en 2019. El establecimiento de metas demasiado ambiciosas en 2016 y 2017 no ayudaron a construir esa credibilidad en las etapas iniciales del nuevo BCRA. Las expectativas del consenso de analistas, y las nuestras, la ubican por encima del límite superior de la banda, pero en niveles claramente inferiores a los de los últimos años.

Sin dudas, la política monetaria es clave y la determinante última de la inflación. Sin embargo, algunos creen que la política económica podría y debería hacer algo más en el corto plazo. Por ejemplo, desde el flanco fiscal o coordinando precios-salarios. ¿Coincide o no hay mucho más para hacer a la hora de desinflar más allá de dejar actuar a la política monetaria?

Ciertamente, la coordinación de precios-salarios puede ayudar a la hora de anclar las expectativas y es lo que se intenta señalizar desde el Gobierno tratando de que las negociaciones salariales se centren levemente por encima de la inflación esperada de 17%. También podría facilitar la tarea del BCRA una política fiscal menos gradualista y una reducción más rápida de la asistencia financiera al Tesoro, pero la política fiscal no opera en el vacío sino que tiene que tener en cuenta la viabilidad e impacto social de sus medidas y si están dadas las condiciones políticas para implementarla.

¿Cómo viene la inversión? En el último informe de BBVA lo señalan como el principal motor de crecimiento?

El principal determinante de la caída de la inversión de 5,5%  en 2016 fue la construcción (-12,8%) ya que el componente de maquinaria y equipo sólo cayó 1,1%.  Si bien en comparaciones interanuales la construcción aún se está contrayendo (el ISAC de enero dio -2,4% interanual), lo hace a menor ritmo y es probable que empiece a recuperar en este trimestre de la mano de la aceleración en las licitaciones de obra pública a partir de octubre 2016. En el terreno de la inversión privada, el fuerte aumento de la cosecha de trigo y la retención de vientres reflejan la mayor inversión en el agro a la vez que empiezan a desplegarse los proyectos de energías renovables licitados en la segunda mitad de 2016 lo que fortalece las perspectivas para 2017, pese a que los datos de cuentas nacionales del cuarto trimestre de 2016 aún no muestran una mejora en la formación de capital (-7,7% interanual). Así, la inversión privada parece estar reaccionando muy lentamente al nuevo entorno macroeconómico más promercado ya que aún faltas reformas por hacer y aún hay dudas sobre si estos cambios serán permanentes. No hay que olvidar que para invertir las empresas se fijan en el flujo potencial de ventas futuras, debidamente descontado y ajustado por riesgo, es decir, que la timidez de la inversión privada está mostrando que aún persisten esas dudas. En este contexto, es clave el resultado de las elecciones de octubre, como predictor de lo que puede ocurrir en 2019.

¿Nos afectará la suba de tasas de la Fed de la semana pasada?

La Fed subió la tasa pero no varió su visión sobre las perspectivas económicas de EE.UU. y, por eso, nuestro escenario base no ha cambiado sustancialmente. Mientras el proceso siga ordenando y dentro de lo previsto no esperamos mayores turbulencias en los mercados emergentes. En el caso de Argentina, ya tiene cubierta la mayor parte del financiamiento externo que necesita para 2017 y, por lo tanto, un escenario de mayor volatilidad financiera global la afectaría marginalmente.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés