Sin sorprender a nadie, la Reserva Federal de Estado Unidos subió la tasa de interés en un cuarto de punto y la ubicó en un rango de 0,75% a 1%. Para la autoridad monetaria la economía seguirá creciendo a un ritmo moderado pero sostenido con lo cual transmitió una visión optimista pero lejos de la euforia trumpista.
Para la Fed, durante los próximos tres años la economía crecerá alrededor del 2% (para este año proyectan una suba del PIB de 2,1%) y la tasa de desempleo será del 4,5%. Ese pronóstico se contrapone al que tiene Trump que proyecta una expansión de entre 3% y 4% y hay allí, según muchos analistas, una fuente de potenciales conflictos entre la Fed y la Casa Blanca. Se anticipan otras dos subas para este año y movimiento similares durante los próximos años por lo cual la tasa llegaría se ubicaría entre 2% y 2,25% a fines de 2018 y en 3% cuando concluya 2019. Una mayoría de expertos espera que el próximo movimiento alcista se decida en la reunión prevista en junio.
La Fed considera que está cerca de lograr sus objetivos que son lograr el mayor empleo posible con estabilidad de precios por lo cual se inició un ciclo de ajuste monetario. Luego de la crisis de 2008, recién subió la tasa en diciembre de 2015, tardó un año para hacer la segunda en diciembre de 2016 y sólo tres meses para concretar la tercera.
Para los analistas, en esta oportunidad la Fed dio a entender que no descarta que el desempeño de la economía supere sus pronósticos.
Además, a diferencia de lo que ocurrió en los últimos años, la Fed empieza a mirar con más atención lo que ocurre con los precios. Por otra parte, dejó en claro que toma sus decisiones a partir de los indicadores económicos surgen no tomará precauciones por las eventuales políticas expansivas que pueda poner en marcha la Casa Blanca.
Por otra parte, la Fed ya no tiene que observar con preocupación el escenario internacional y tener en cuenta el impacto que podrían tener sus decisiones ya que la economía global está evolucionando de manera positiva. Esa es la razón por la cual el resto de los bancos centrales, si bien no subirán las tasas como lo hizo la Fed, no pondrán en marcha nuevos estímulos monetarios.
El IPC subió 0,1%
El índice de precios al consumidor en Estados Unidos subió 0,1% en febrero mientras que la inflación básica, que excluye a los rubros volátiles como la energía y los alimentos, registró un incremento de 0,2%. En los últimos doce meses subieron 2,7% y 2,2% respectivamente. De todas maneras, el indicador que toma en cuenta la Reserva Federal es el del índice de precios de los gastos personales que en enero acumuló una suba de 1,9% con relación al año anterior. Como está muy cerca de la meta de inflación de la Fed que es del 2% y dada la fortaleza del mercado laboral, el dato de inflación conocido pocas horas antes de la decisión de subir las tasas, apuntó en la misma dirección que todos los indicadores económicos conocidos recientemente. Ayer también se informó que las ventas minoristas crecieron en febrero 0,1% con relación al mes anterior y 5,7% en los últimos doce meses.
