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“Con una economía mediocre, la política y el azar cobran relevancia”

08 marzo de 2017

Entrevista a Andrés Malamud, Politólogo

Andrés Malamud es uno de los politólogos criollos, sino el más, leído y comentado de la actualidad. Lúcido y perspicaz, en diálogo con El Economista desde Lisboa, desde donde observa el mundo girar, ofrece su visión sobre la siempre dinámica coyuntura vernácula.

Se vienen las elecciones y Cambiemos no está particularmente fuerte. ¿Cree que es un riesgo que no termine su mandato si pierde y por qué?

Sí, es un riesgo dados los antecedentes regionales y nacionales. En América Latina, desde la democratización, uno de cada seis presidentes electos no termina su mandato. En Argentina, ningún presidente no peronista lo termina desde la aparición del peronismo. Una situación de minoría legislativa, movilización callejera y expectativas socio-económicas declinantes prende todos los alertas rojos.

¿Con qué métrica se medirá la victoria en octubre?

El que gane la elección bonaerense gana la elección nacional. El único empate posible es que un partido gane en la categoría de senadores y otro en la de diputados.

Persiste dentro de Cambiemos una puja entre “el marketing” y “la política”. Entre Jaime Durán Barba y Emilio Monzó para ponerle rostro a la puja. ¿Quién tiene razón?

Si Durán Barba ausculta a la sociedad con la habilidad que se le adjudica, no debería haber puja: Lilita Carrió mide más que Jorge Macri en la provincia de Buenos Aires y Martín Lousteau más que Diego Santilli en CABA. Por primera vez en mucho tiempo, marketing y política apuntan en la misma dirección.

Cambiemos no pudo, o no quiso, evitar el conflicto sindical, que ayer se expresó en una multitudinaria marcha. ¿Qué debe hacer ahora? En Twitter sugirió que pensar que es un capricho dirigencial y no un reclamo de las bases podría ser un “suicidio electoral”.

Es contraproducente antagonizar a los trabajadores como clase, y la experiencia de los gobiernos radicales sugiere que los gobiernos no peronistas tienen dificultades para enfrentar a la dirigencia sindical como si pudieran escindirlos de los trabajadores que representan. Para peor, los docentes constituyen un grupo social afín a la cosmovisión no peronista, y que perderlos anticiparía una catástrofe electoral.

Estamos en marzo y arrancó el famoso 2017. Tenemos algunos elementos más sobre cómo le irá a Cambiemos en octubre. No puedo cambiar todo tanto en un puñado de meses, o quizás sí. ¿Cuál es su pálpito y en qué zonas geográficas cree que tendrá mejor desempeño?

Hay un bajo continuo que es la economía, y es improbable que para octubre haya despegado visiblemente. En un contexto de crecimiento mediocre, la política y el azar cobran más relevancia. Salvo escándalos o prisiones imprevisibles, la elección la definirán entonces la calidad de los candidatos oficialistas y la cantidad de listas en que se fragmente el peronismo. Cualquier previsión sobre las elecciones en cada provincia carece de sustento hasta que se definan los candidatos.

¿Qué le aconseja a Cambiemos para aumentar su atractivo electoral? Algunos aconsejan que se aleje de la economía porque los “brotes verdes” vienen lentos y debiluchos?

Primero, seleccionar los candidatos más populares y no los más leales. Segundo, recrear un discurso inspirador y descartar el de paciencia y sacrificio. Tercero, no ajustar un centavo más hasta las elecciones. ¿Suena cínico, no? Sí. Cuarto, o en realidad primero, dividir al peronismo bonaerense.

¿Por qué se sostiene la imagen de Mauricio Macri en niveles de, promediemos, 40%? Es cierto que ha bajado, pero hay motivos objetivos para pensar que podría haber bajado bastante más?

Porque logró separar exitosamente las emociones que transmite su imagen (lo cool, lo esperanzador, lo fresco) de su gestión, pero esa estrategia se agota con el tiempo y la falta de resultados económicos.

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