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Con el ojo puesto en las elecciones

06 marzo de 2017

por Mariano Beltrani y Juan M. Telechea (*)

La economía argentina ingresa en una fase clave marcada por el año electoral, donde la atención estará puesta en el desempeño de la actividad y la inflación. El Gobierno busca con ansiedad mostrar resultados como mínimo en alguno de los dos frentes. En relación al primero, los resultados son mixtos. Por el lado de la inflación, los indicadores están aún lejos de sus expectativas.

El consumo sigue dando señales poco claras. Nuestro Indicador Mensual de Consumo (IMC) volvió a caer en enero 2% mensual desestacionalizado, luego de la recuperación de diciembre. La producción automotriz y los despachos de cemento mostraron cierto repunte, aunque siguen bajos en términos históricos. Los patentamientos de autos y las ventas de maquinaria agrícola, ambos vinculados al componente importado, siguen siendo los rubros más dinámicos.

Los resultados en materia de empleo están lejos de ser auspiciosos. El empleo asalariado registrado en el sector privado apenas subió un 0,2% en el segundo semestre de 2016, lo cual es insuficiente para absorber el crecimiento de la población económicamente activa. Esta situación, junto con la pérdida de 7% del salario real durante 2016, se tradujo en un aumento de la conflictividad laboral que tiene como corolario la movilización que encabezará la CGT el 7 de marzo.

Si bien algunos datos vinculados a la actividad económica pueden empezar a arrojar valores positivos, lo cierto es que la sostenibilidad de la recuperación no parece garantizada.

La inflación aún gana El Gobierno exhibe una creciente preocupación por mostrar resultados en materia (des)inflacionaria. Así, la política monetaria, al menos desde la retórica, se exhibe como contractiva, mientras que la dependencia del atraso cambiario sigue siendo palpable. Por su parte, la apertura de la economía será una variable que el Gobierno irá calibrando según sus necesidades.

En este escenario, un dato llamativo es que el Indec midió una suba de la inflación de 1,3% mensual en enero, muy por debajo de las expectativas del mercado y de los datos privados. El número resultó incluso 0,6 puntos inferior al registro del IPC CABA.

Por su parte, el impacto deflacionario del programa Precios Transparentes fue muy acotado. De acuerdo a un relevamiento propio de más de 9.500 productos en grandes cadenas de supermercados, los electrodomésticos registraron apenas una merma de 0,5% en sus precios al contado entre la última semana de enero y la primera de febrero.

Ante este panorama, el Gobierno ha tomado la decisión de jugar fuerte en las paritarias. Luego del acuerdo con los bancarios, y en medio de un conflicto con los docentes que frena el inicio de clases, apostó por marcar una pauta anual a partir de las metas de inflación del BCRA, haciendo lo imposible por desestimar las propuestas que busquen recuperar la pérdida de poder adquisitivo del año pasado.

No obstante, el consenso casi generalizado es que la meta del 17% luce de difícil cumplimiento. El propio Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del BCRA estima para diciembre de 2017 una inflación de 20,8% anual (lo que es consistente con un alza de precios de 25% para el promedio del año).

El frente fiscal

Pese a los ingresos del blanqueo, el 2016 finalizó con un déficit primario de 4,6% del PIB, lo cual implica un claro deterioro de las cuentas públicas respecto de 2015. Mientras transcurre el segundo año de fuerte endeudamiento, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, está realizando un esfuerzo por mostrar moderación fiscal, con el fin de exhibir necesidades decrecientes de financiamiento.

En este escenario, los aumentos de tarifas de servicios públicos para reducir el gasto en subsidios contrapesan el resto de las medidas de anclaje inflacionario, ya que impactarán en los precios a partir de febrero. Esto último pone en jaque la recuperación del poder adquisitivo de los salarios y el repunte del consumo. Si además el programa de ajuste del Gobierno se traslada también a la obra pública, la reactivación de cara al año electoral seguirá siendo anémica.

(*) Economistas de ITEGA

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