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Cómo achicará el déficit fiscal el Gobierno

01 marzo de 2017

Para alcanzar la meta de -4,2% del PIB de déficit fiscal en 2017, tras un 2016 que mostró un rojo de 4,6% (de acuerdo a la nueva metodología en realidad fue de 4,4%), que sin los ingresos extraordinarios del blanqueo habría sido nada menos que de 5,7%, el Ministerio de Hacienda deberá achicar fuerte el gasto en subsidios y en gastos de capital. La meta planteada por el ministro, Nicolás Dujovne, implica mantener fijos los ingresos en términos del PIB y achicar los gastos.

No tan sencilla

Al respecto, un informe publicado ayer por la consultora Ecolatina sostuvo: “La significativa baja del déficit prevista para el trienio 2017- 2019 podría darse tanto por suba de ingresos como por ajuste de los gastos. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda ha destacado que la reducción de la brecha fiscal provendrá de una disminución de las erogaciones en términos del producto ya que la presión tributaria se va a mantener estable”.

Además afirmó: “Descartado un escenario de mayores ingresos fiscales, la reducción del déficit trianual provendrá del descenso del gasto público en términos del producto. La idea general del Gobierno es profundizar los recortes de subsidios (especialmente los energéticos) y acotar el gasto de capital sustituyendo financiamiento de obra pública tradicional por proyectos de Participación Público Privada (PPP), mientras el resto de las erogaciones crecen prácticamente en línea con la inflación”.

Ingresos estables

En ese sentido, cabe destacar que una de las claves a las que apunta el plan de Dujovne, es decir la estabilidad de los ingresos, además de en una interrupción en la baja de la presión impositiva, se basa en la posibilidad de que se cumplan las metas que prevén un alto crecimiento, lo que aun genera ciertas dudas en las previsiones de crecimiento planteadas por el mercado, y también se basa en una reducción de la evasión impositiva.

“Como mencionamos el Ejecutivo plantea una reforma tributaria para 2018 que no afecte el resultado fiscal pero que mejore la equidad y reduzca las distorsiones impositivas”, agregó el informe de la consultora cuyo economista jefe es Lorenzo Sigaut Gravina.

El lado del gasto

La verdadera clave será entonces la hipotética reducción del gasto, que en términos reales no vería grandes modificaciones, pero que se achicaría en su comparación con el PIB. Ahí el problema fundamental es que muchas de las erogaciones presentan inflexibilidad a la baja, ya que ajustan por inflación y con rezagos (ajustan por la inflación pasada). La gran complicación en jubilaciones y otras transferencias sociales, como la AUH, en un contexto de inflación desacelerando, es que esos ajustes irían generando continuos aumentos reales. Eso obliga a achicar otras partidas de gastos en una mayor medida.

“Si en el agregado el Gobierno desea reducir el déficit en 1 punto del PIB por año, y ya que producto de la significativa desaceleración de la inflación y el desfase de la movilidad jubilatoria, las erogaciones previsionales y sociales sumarán 0,5 puntos del PIB adicionales en 2017, se necesita un recorte del gasto concentrado en subsidios económicos de por lo menos 1 punto del PIB”, sostiene.

Además implicaría un achicamiento en el gasto de capital, de la mano de la sustitución del gasto pública por gasto mixto.

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