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Ante las críticas, la CGT reivindicó su estrategia

09 marzo de 2017

La cúpula de la CGT salió ayer a tratar de salvar su imagen luego de que el martes pasado debiera huir del acto multitudinario que ellos mismos convocaron acosados por los manifestantes, que les exigieron mayor endurecimiento frente al Gobierno. Los sindicalistas atribuyeron los incidentes a un “minúsculo” grupo ajeno a sus filas y aseguraron que pese a los matices internos, la unidad del movimiento obrero sigue intacta. Asimismo, se mostraron seguros y, pese al disgusto que se evidenció en la concurrencia de la marcha, que clamó una vez tras otra que pongan fecha a un paro general, dijeron que están seguros de su “estrategia” y que no serán forzados a cambiar.

“Tenemos muy claro hacia dónde vamos y cuáles son la rectificaciones que le estamos pidiendo al Gobierno”, dijo ayer en su defensa Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato cegetista. El dirigente de Sanidad, atribuyó los incidentes de la marcha a “una minoría minúscula que no pertenece al movimiento obrero”, quienes “fueron funcionales al gobierno de turno” por “desvirtuar los reclamos populares”. Así, quitó presión sobre ellos mismos, negando la posibilidad de que sus propios afiliados hayan estado involucrados.

La CGT se encuentra atravesada por una interna que el mismo Daer admitió: dijo que “puede haber quien quiera dialogar más y quien sea más belicoso”. Esto en referencia al vínculo con el Gobierno en general y a la posibilidad de plantear una medida de fuerza en particular. Los gremios industriales ?los más afectados por los despidos y la baja de la actividad? y el gastronómico Luis Barrionuevo son quienes pujan por realizar un paro nacional, mientras que otro, donde se cuentan los “gordos” de los grandes gremios de servicios y el propio Hugo Moyano pretenden mantener abierta la negociación con el gobierno de Mauricio Macri.

Daer sostuvo que la CGT tiene “que debatir y sintetizar, en un punto, una posición” y advirtió que no van a “cambiar la postura porque 300 personas adelante del palco estaban pidiendo una fecha” de huelga. Lo cierto es quienes estuvieron presentes en la movilización pueden dar fe de que el pedido se coreó de forma generalizada y no sólo por un grupo minoritario.

Lo sucedido en la marcha sirvió para que los sectores sindicales enemistados con la CGT hicieran leña del árbol caído. “La CGT es un mamarracho. Un secretario general dice una cosa y los otros otra”, dijo el dirigente de los peones rurales Gerónimo “Momo” Venegas, aliado de Mauricio Macri. Venegas incluso anticipó los desmanes que podrían darse en un eventual paro general, si es que la concurrencia vuelve a desbordar a sus líderes. “No me quiero imaginar lo que sería. No lo van a poder controlar”, advirtió.

El camionero Pablo Moyano, quien ya amenazó varias veces con separarse de la CGT, también aprovechó para darle fuerza a sus críticas, relacionadas con el ingreso de kirchneristas a la central. “Los muchachos están haciendo la CGT kirchernista y bueno, ahí están los resultados”, dijo.

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