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Ante un escándalo costoso

Sería deseable que las explicaciones que dé Brasil sean respaldadas por un sistema más riguroso y transparente de control sanitario

28 marzo de 2017

La investigación “Carne Fraca” (“carne débil”) sobre la comercialización interna y exportación de carne en mal estado no tardó en tener impacto. En menos de una semana los gobiernos de varios de los principales países compradores suspendieron de manera transitoria las importaciones de productos cárnicos de origen brasileño.

Chile, Hong Kong, Argelia y Egipto prohibieron el ingreso de carnes brasileñas de todo tipo.

México suspendió la importación de pollos de Brasil.

Japón frenó el ingreso de productos de 21 frigoríficos bajo investigación.

Unión Europea prohibió el ingreso de productos de cuatro frigoríficos con licencia para exportar a ese bloque.

Suiza suspendió la importación de carnes brasileñas, inicialmente de cuatro frigoríficos, pero ayer extendió la prohibición a otros 17 frigoríficos.

La República Popular China y Emiratos Arabes Unidos retienen en sus puertos todos los tipos de carnes llegados desde Brasil, si bien China ha reanudado las importaciones de carne brasileña.

Jamaica y Trinidad & Tobago suspendieron el ingreso de carne enlatada y termoprocesada,

Panamá suspendió la importación de carne procesada de Brasil. Estados Unidos pasó a inspeccionar rigurosamente el 100% de las muestras de carne de origen brasileño, mientras que ese porcentaje aumentó de 1% a 15% en Corea del Sur.

Arabia Saudita aumentó el porcentaje de muestras a revisar, pero sin especificar el número.

Israel y Barbados enviaron pedidos de información a las autoridades de Brasil.

Vietnam aumentó la extensión y rigor de las inspecciones a las importaciones de carne.

Sudáfrica suspendió las importaciones provenientes de seis frigoríficos brasileños.

La industria frigorífica brasileña ha registrado una caída de no menos de 90% de sus ingresos por exportaciones sólo en la primera semana posterior al estallido de este escándalo. Las autoridades confían en resolver este problema en quince días, y para eso han reforzado las inspecciones a frigoríficos y supermercados en la última semana.

Mientras tanto, en el puerto de Santos hay carnes almacenadas por U$S 96 millones que no se pueden embarcar y los frigoríficos ahora investigados han debido suspender su producción. En todos los casos están imposibilitados de colocar los stocks disponibles en el mercado interno. Mientras tanto, la suspensión de personal continuará, con despidos, ya que la desconfianza de la población será difícil de revertir en cuestión de semanas. Las primeras estimaciones de los propios frigoríficos coinciden en proyectar además una pérdida de ingresos por exportación de al menos U$S 1.500 millones para este año.

Los funcionarios del Ministerio de Agricultura, junto con empresarios del sector iniciarán en breve una serie de viajes a los países que han suspendido la compra de carne brasileña para que reviertan sus medidas. El primer destino sería la República Popular China, que el sábado anunció que reanudará la compra de carne de Brasil, pero no a las 21 empresas bajo investigación en el caso Carne Fraca. Actualmente hay 56.000 toneladas de productos cárnicos en espera para ser embarcados, solamente a China. Luego continuarán los viajes rumbo a Hong Kong, Argelia y probablemente otros países de Oriente Medio.

El problema, igualmente, continúa puertas adentro. Además de la investigación judicial han aparecido críticas a la mecánica de las autoridades para la inspección de los frigoríficos: por caso, de los 112 agentes a cargo de fiscalizar el cumplimiento de las normas sanitarias del frigorífico BRF Perdigao de Mineiros (Goiás), 104 son empleados de la propia empresa, y no sería el único caso. Además de China, este fin de semana Egipto y Chile anunciaron la suspensión a la prohibición de las importaciones de carnes brasileñas. Esto permitirá la llegada de 1.500 contenedores con productos cárnicos embarcados hacia estos destinos.

Para los demás socios de Mercosur no cambia nada. Argentina no cuenta con una oferta comparable a la de Brasil, ni está en condiciones de cubrir rápidamente la demanda de los países que hayan sancionado al país vecino. Sin embargo, el pasado martes la cámara francesa Interbev pidió al secretario de Estado de Comercio Exterior de su país excluir al sector de carne vacuna de las negociaciones en Buenos Aires entre Mercosur y la Unión Europea. También se pronunció el finlandés Pekka Pesonen, titular de Copa- Cogeca, entidad representante de agricultores y cooperativas agrícolas de la Unión Europea.

Si bien esto no ha obstaculizado las negociaciones entre ambos bloques, ha reavivado las alertas de las asociaciones agrícolas europeas, temerosas de que un tratado de libre comercio entre ambos bloques ponga en riesgo los mecanismos de protección y subsidios hoy vigentes. Por consiguiente, es de esperar que las explicaciones que ofrezcan las autoridades brasileñas sean respaldadas por un sistema más riguroso y transparente de control sanitario. Caso contrario, la desconfianza hacia los productos cárnicos de ese país se extenderá, casi con certeza, a los de los demás socios del Mercosur.

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