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¿Transparentes?

10 febrero de 2017

por Eliana Scialabba, Economista (*)

A partir del 1° de febrero comenzó a regir el plan Precios Transparentes, que busca “sincerarlos”. Los comerciantes deberán diferenciar en sus productos los precios al contado (efectivo, tarjeta de débito o crédito en un pago) y el financiado, detallando el monto de cada cuota según el plazo y el costo financiero implícito.

El objetivo de la medida es lograr una reducción de los precios al contado y que las tarjetas comiencen a generar financiamientos más competitivos ?cobran comisiones de 1,5% y 3% más IVA por las ventas con tarjeta de débito y crédito en una cuota, respectivamente, creciente según la cantidad de cuotas? en lugar de que la financiación se traslade directamente a los precios de los productos y nos encontremos rodeados de “falsas” cuotas “sin interés”: los comercios ofrecían un producto financiado al mismo precio que de contado, ya que este ya incluía parte del costo del financiamiento (costo financiero y tasa de interés) de aquellos que compraban en cuotas.

Si bien desde la cartera de Francisco Cabrera buscaban que los precios se redujeran entre 15% y 20% (según estimaciones del BCRA), por el momento la realidad está demostrando un descenso mucho menor, ya que algunos productos presentaron bajas inferiores al 5%, e incluso algunos no bajaron.

En el caso de aquellos productos que no redujeron sus precios, hoy pagamos 10% más en 6 cuotas, hasta 20% en 12 y para plazos de entre 18 y 24 meses, el costo financiero total (CFT) alcanza hasta entre 50% y 70% del valor original del producto, dependiendo del banco emisor de la tarjeta.

El secretario de Comercio, Miguel Braun, aseguró que el nuevo sistema traerá “más competencia de precios y más competencia entre los bancos y las tarjetas por el financiamiento”. No obstante, este esquema beneficia en mayor parte a aquellos que cuentan con el dinero para pagar de contado, pudiendo tener un impacto negativo en las clases más bajas que utilizaban las cuotas como una forma de acceder a productos que, caso contrario, no podrían obtener.

Por otro lado, este nuevo sistema de transparencia de precios que “premia a consumidores que pagan de contado” choca con el objetivo del Gobierno de lograr una mayor bancarización de la economía como mecanismo para combatir la inflación. De esta manera, puede fomentar un mayor movimiento de dinero, ya que los consumidores que no están bancarizados ?y, por lo tanto, no cuentan con tarjeta de débito o crédito? optarán por abonar en efectivo para ahorrar el costo financiero que la compra de un producto puede ocasionarle.

Sin embargo, Ahora 12 y Ahora 18 continuarán como apuntaladores de un alicaído consumo, pero ahora se explícita el CFT que antes se omitía: para el Ahora 12 es del 27,69% mientras que el de Ahora 18 es de 30,01%. Estas tasas, no obstante, resultan más convenientes que las que deben abonarse por fuera de esos planes, donde el CFT está por encima del 40%, llegando hasta el 47%.

Los años de inflación han causado una gran distorsión de los precios que, sumado a un mercado sumergido en “falsos” planes de cuotas sin interés, generaron patrones de consumo difíciles de modificar. A simple vista, el consumidor se encuentra hoy con precios en cuotas mayores a los que podía acceder el mes pasado mientras que los que abonaría en efectivo se han reducido en menor proporción.

Aunque la medida busca tener un impacto positivo ?entendiendo que ningún plan financiado puede no contener interés y que en realidad los precios se “inflan” para llegar a ese resultado?, el mismo solo se logrará con un compromiso de los empresarios en la fijación de los precios, del Gobierno en el control de su cumplimiento y, sobre todo, de los consumidores, que deben comprometerse a no comprar aquellos productos con excesivos aumentos.

No obstante, si bien sobran buenas intenciones, en Argentina ha quedado demostrado que los planes que buscan determinar y/o controlar precios no funcionan, ya que los mismos son inflexibles a la baja, por lo que el impacto positivo está siendo mucho menor al estimado.

(*) Escrita junto a Ligia Paoletti y Mariana Scialabba

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