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¿Podrá revivir a la clase media estadounidense?

06 febrero de 2017

por Ramiro Albrieu (*)

Respuesta corta: muy difícilmente. Para la justificación, comencemos por el principio.

Hacia principios de los '70, la economía que conocían las clases medias y medias-bajas de Estados Unidos empezó su mutación. Se dejaba atrás un largo período ?iniciado a la salida de la Segunda Guerra Mundial, o quizás después de la crisis de los '30? cuando la expansión fiscal permitía no sólo dar empleo y protección social a personas de distinto nivel educativo sino que también fomentaba directa o indirectamente la innovación (principalmente a través del gasto militar).

El cambio estructural de aquellos años de posguerra, hacia la producción de manufacturas para consumo durable a escala masiva, incentivó la demanda de empleos de calificación baja y media y ello redujo la desigualdad del ingreso laboral. El proteccionismo ? en el área comercial pero sobre todo financiera? era una herramienta válida en tanto se aceptaba que los objetivos domésticos (básicamente el pleno empleo) tenían prioridad. Todo eso comenzó a desaparecer en los '70, dando lugar a lo que George Packer llamó “el desmoronamiento”.

Durante el del desmoronamiento la política fiscal dejó de ser tan relevante para determinar el desempeño macroeconómico. Además, la remoción de controles y aranceles ?más la liberalización financiera? marcó el regreso de la globalización. Y con él, un proceso de deslocalización de actividades hacia países con costos más bajos (como los de Asia emergente).

Por último, el cambio estructural guiado por los avances en la automatización y la explosión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) redujeron notablemente la demanda de trabajo en tareas rutinarias ?típicamente manufactureras? mientras que hicieron aparecer otras (de alta calificación, asociada a servicios). Con redes de seguridad más pequeñas e ingresos de mercado menguantes por la creciente competencia tanto con otros países como con las máquinas, una parte de la clase media (aquellos de menor calificación) comenzó a perder terreno. Y el ascenso de China, más reciente, no hizo más que profundizar el declive.

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¿Giro en U?

La hipótesis que sostengo es que este declive es en mayor medida irreversible. La implementación de masivas políticas fiscales es un camino posible, habida cuenta de que el gobierno

norteamericano es casi el único oferente de activos seguros a nivel global. Eso le da espacio para incrementar aún más la deuda pública o incluso financiar el gasto con emisión monetaria sin que se dañe la economía en el corto plazo (y, de hecho, la puede potenciar). Claro que es difícil pensar en esta política como permanente y, en ese caso, el “exorbitante privilegio” que goza Estados Unidos podría tener los días contados.

Otra opción es volver al proteccionismo. Sobre este mecanismo como dispositivo para mantener los privilegios de la clase media, la aplicación es más compleja y sus resultados más inciertos. En un mundo más conectado que nunca, el movimiento hacia la autarquía puede ser muy costoso, o directamente imposible. Hay que recordar que los países ya no intercambian bienes terminados sino tareas dentro de un mismo proceso productivo. Por eso domina el comercio intrafirma y el de bienes intermedios. Dado que el problema de la clase media no es la falta del empleo sino los flacos ingresos reales, volver a participar en las tareas rutinarias puede tener dos efectos, ninguno positivo: se crean empleos de baja calificación y baja remuneración o se inflan los ingresos vía proteccionismo, con el consecuente aumento del costo de vida de los consumidores.

Por último, está el tema de la automatización y las TIC. Allí las posibilidades de reversión son prácticamente nulas: el crecimiento seguirá sesgándose hacia los trabajos cognitivos y no rutinarios ?generalmente de alta calificación? mientras que en el resto de los segmentos del mercado de trabajo persistirán las fuerzas deflacionarias.

Así, el panorama que surge es complejo para la clase media. Políticas fiscales expansivas pueden ayudar, pero parcialmente. “Matar” a la globalización traería más costos que beneficios, y revertir la deflación de ingresos por la automatización es directamente imposible. Si Trump cumple las promesas que hizo a su base electoral, entonces, difícilmente esa clase media enojada consiga estar mejor que antes del 20 de enero.

(*) Economista e investigador del CEDES

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