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“Lo peor ya pasó, pero la crisis puede volver en 2018”

07 febrero de 2017

Entrevista a Mónica De Bolle Economista

La economista Mónica de Bolle, senior fellow del Peterson Insitute for International Economics (PIIE), PhD del London School of Economics (LSE) y profesora en la Universidad John Hopkins, tiene una de las miradas más agudas (y certeras) sobre los desafíos económicos que enfrenta el Gigante sudamericano. En diálogo con El Economista, despliega una mirada levemente optimista, pero señala varias alertas y precauciones. “Si Brasil elige un 'oustider', como está de moda por éstos días, o alguien que no está comprometido con la agenda de reformas, la crisis económica va a regresar”, dice sobre las cruciales elecciones de 2018.

¿La crisis brasileña ya quedó detrás o aún restan algunos capítulos más?

Probablemente sea seguro decir que lo peor de la crisis ya pasó. O, dicho de otra manera, que el deterioro de las condiciones económicas está muy cerca de terminar. Sin embargo, aún persiste demasiada incertidumbre en el frente político (sobre todo con las deposiciones del caso Odebrecht) y con la continuidad de los esfuerzos reformistas luego de 2018, cuando asuma un nuevo Gobierno. Los capítulos no escritos de la crisis dependerán del nuevo Gobiernos. Si Brasil elige un oustider, como está de moda por éstos días, o alguien que no está comprometido con la agenda de reformas, la crisis económica va a regresar.

La encuesta Focus, que realiza el Banco Central de Brasil, proyecta un crecimiento de la economía de 0,5% en 2017. ¿Lo ve posible?

Estoy más cerca del pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI), que habla de un cuasiestancamiento con una suba del PIB de apenas 0,2%. El sector privado está muy endeudado (así como el sector público) y aún debe recorrer un largo camino para desapalancarse. Eso implica que no habrá impulsos para el consumo ni la inversión. Además, los problemas subnacionales, es decir, los estados quebrados, seguirán siendo un lastre para la economía. Por último, y aún si la economía crece algo más que lo esperado, el desempleo seguirá subiendo durante un tiempo y eso implica que el alivio no será percibido por el gran público.

La popularidad de Michel Temer está en niveles bajísimos. ¿Cómo impacta eso en el necesario proceso de ajuste económico?

Ciertamente, eso va a complicar las discusiones en torno a las discusiones sobre la reforma del sistema de seguridad social, un pilar fundamental del esfuerzo de consolidación fiscal de mediano plazo. Dicho esto, Temer acaba de lograr que sus dos principales aliados del PMDB sean electos como autoridades de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, respectivamente. Eso le permitirá mantener el apoyo del Congreso, a pesar de sus bajos niveles de aprobación. Como él no es un candidato para las elecciones de 2018, su baja popularidad puede terminar importando poco y no impactar en su capacidad para lograr avanzar con las reformas en el Congreso.

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