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Elogios (y algunas advertencias) del FMI para Uruguay

03 febrero de 2017

Los años que pasaron no fueron fáciles para Uruguay: sus dos grandes vecinos (Brasil y Argentina) no crecieron, China abandonó las famosas “tasas chinas”, las commodities bajaron y el comercio global anduvo flojo. Sin embargo, Uruguay siguió creciendo. Menos, es cierto, pero creció al fin: 1% en 2015, 1,2% en 2016 y, se estima, 1,4% en 2017. Nada de 3%- 4%, como antes, pero tampoco recesiones como las que tuvieron los vecinos. Aunque tuvo costos en el frente del empleo (la tasa de desempleo pasó de 6% en 2013 a 7,4% en 2016), está claro que (dado el contexto) su desempeño relativo fue positivo.

Allí coincide el FMI, que acaba de pasar por Uruguay a realizar la famosa consulta estipulada en el artículo IV del estatuito del organismo. “Uruguay muestra resiliencia en un contexto de recesión en sus vecinos más grandes. La desaceleración económica llegó a su punto mínimo en 2016, y hay algunos indicios de que la economía se encuentra en una trayectoria de recuperación incipiente. Se estima que el crecimiento real de 2016 será del 1,2%, y, según las proyecciones, llegaría al 1,4% en 2017, a medida que mejoren el contexto externo y el consumo privado”, dijeron desde el FMI.

Si bien la inflación está alta (cerca de 9%) y arriba de la meta del Banco Central de Uruguay (BCU), por el efecto de la apreciación del dólar contra el peso, “se proyecta que la inflación se desacelere y se mantenga muy por debajo del 9% en 2017, y que luego se reduzca a aproximadamente 6%, a mediano plazo”. En el frente fiscal, con un déficit del sector público del 3,8% del PIB en 2016 (un registro muy alto para los estándares charrúas y que presiona sobre su rating crediticio), el FMI cree que el país puede llegar a la meta de 2,5% en 2019 con algunos retoques en el gasto y los ingresos. La deuda externa, en tanto, se mantiene en niveles manejables cercanos a 50% del PIB y el rojo en la cuenta corriente oscila entre 2%-2,5% del PIB.

Si bien hay riesgos en el camino (una recuperación más lenta que la esperada en Argentina y Brasil, un crecimiento débil en China y/o un deterioro de las condiciones financieras mundiales que eleven el costo del financiamiento), “los altos niveles de reservas brutas y el régimen de tipo de cambio flexible permitirían al país situarse en una buena posición para enfrentar esos shocks”.

“Uruguay está gestionando adecuadamente el contexto de profunda recesión en sus vecinos más grandes”, concluyen desde el organismo multilateral con sede en Washington. Asimismo, consideran desde el FMI, “las autoridades demostraron un compromiso claro con la sostenibilidad de las finanzas públicas”.

Los desafíos

Como desafíos, aparecen la inversión pública (“existe una clara necesidad de mejoras de infraestructura, y en especial en el área de transporte”, dice el FMI), reducir la dolarización y, relacionado con ello, ir bajando la inflación con una política monetaria restrictiva y un mayor cuidado en la política salarial. Además, ir mejorando los indicadores sociales (pobreza y desempleo).

“Las reformas estructurales en la educación y la liberalización del comercio ayudarían a profundizar las mejoras en términos sociales de la última década e impulsar el crecimiento potencial. Los esfuerzos tendientes a promover el libre comercio dentro del Mercosur y a garantizar el acceso a los mercados de otros países son bienvenidos. La reforma educativa también es necesaria para desarrollar las habilidades que fortalecerán la competitividad de Uruguay en los mercados internacionales”, concluyen desde el FMI.

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