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El mundo es cada vez menos libre

09 febrero de 2017

por Lautaro Rubbi, Docente investigador de la Fundación UADE y CONICET

El pasado 31 de enero, la reconocida institución Freedom House lanzó su informe anual sobre el índice de libertad en el mundo. Los resultados son más bien decepcionantes. Aunque todo depende de las métricas y parámetros que utilicemos, las conclusiones de los analistas durante los últimos años son siempre las mismas: el mundo es cada día menos libre, el proyecto liberal está en retracción y aún no queda claro si saldrá completo de esta etapa de crisis. En esta línea, el 2016 se caracterizó por la erosión de las instituciones democráticas y ha dejado pocos aspectos positivos por resaltar, siendo casos aislados el Acuerdo de Paz en Colombia y las manifestaciones por hechos de corrupción que lograron la renuncia de la presidenta surcoreana.

Con fuerzas populistas y nacionalistas logrando significantes avances en Estados que se caracterizaban por su fortaleza democrática, el 2016 marcó el décimo primer año consecutivo de declive en la libertad global. Hubo importantes retrocesos en derechos políticos y/o libertades civiles en numerosos países calificados como “libres” por el reporte, incluyendo Brasil, República Checa, Dinamarca, Francia, Hungría, Polonia, Serbia, Sudáfrica, Corea del Sur, España, Túnez y Estados Unidos. En este último, la victoria presidencial de Donald Trump, figura con miradas poco convencionales sobre Política Exterior y otros asuntos, se tradujo en dudas sobre el rol futuro de la potencia, alguna vez pretendida como faro del proyecto liberal en el mundo. También demostró que, dadas ciertas condiciones sociales, económicas y políticas, ningún país es inmune a las presiones populistas.

Cruzando el Atlántico, el voto británico para abandonar la Unión Europea, el colapso del gobierno italiano, una serie de movimientos antidemocráticos del nuevo gobierno de Polonia y avances de partidos nacionalistas por toda Europa (destacándose el caso francés) también ponen en duda la fortaleza de las alianzas que cimentaron las instituciones de la democracia global. Según el informe, el terrorismo continúa alimentando el extremismo político y justificando duras medidas contra la libre expresión y la libre circulación de personas en Estados Unidos y Europa a pesar de las importantes pérdidas territoriales sufridas por el Estado islámico y otros grupos extremistas.

En países como Hungría, Eslovaquia, República Checa y Serbia los retrocesos imponen hablar de “democracias iliberales”. Mientras que ninguno de estos líderes llevó aún a sus países completamente fuera de la esfera democrática, los antecedentes de Venezuela y Turquía sugieren que líderes populistas electos que inicialmente limitaron sus impulsos autoritarios pueden orientarse gradualmente hacia purgas políticas, persecuciones, la militarización del gobierno y controles sobre la prensa.

Al mismo tiempo, regímenes autoritarios como el de China han aumentado los grados de control sobre su población y las atrocidades de la guerra afectaron poblaciones a través de dos continentes. Finalmente, inescrupulosos líderes en Sudan del Sur, Etiopía, Tailandia y Filipinas, entre otros, desarrollaron violaciones a los derechos humanos de variada escala sin ninguna impunidad.

Del total de 195 países relevados, 87 de ellos (45%) fueron considerados libres, 59 (30%) parcialmente libres y 49 (uno de cada cuatro países del mundo) como no libres, siendo Siria, Eritrea y Corea del Norte los peor calificados. La libertad y las democracias liberales están en retracción. El futuro del mundo tan solo depara incertidumbre.

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