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El eterno retorno de la década del '90

15 febrero de 2017

por Diego Falcone (*)

En el ranking de preocupaciones, los mercados financieros colocan en primera posición a Donald J. Trump, en segundo lugar el Brexit y luego bastante más alejado las elecciones en Europa (arranca Francia con la amenaza de que Marine Le Pen pueda dar el batacazo) y, por último, la situación económica en China.

Dos clases de riesgos

Cambiemos, en su tabla de posiciones, también ubicaría a Trump primero pero seguido muy de cerca por China (diría a 3 puntos) por más que cada uno represente un riesgo de distinta clase.

En el primer escenario que preocupa es aquel donde Trump cumple sus promesas: rebaja de impuestos, repatriación de capitales por US$ 2 billones y plan de infraestructura por otro US$ 1 billón. Esto supondría tener que convivir con un dólar más fuerte (a nivel global) y con una tasa de interés más alta, complicando los planes de gradualismo de Mauricio Macri al encarecer el financiamiento del déficit.

Por otro lado, si el riesgo que se materializa es el de una desaceleración brusca de la economía china, esto implicaría menores precios para nuestras exportaciones de materias primas y un mayor

deterioro en las perspectivas de crecimiento de nuestro principal socio comercial, Brasil.

El semáforo

La luz del semáforo “Trump” indica amarillo, es decir cruce con precaución. Todavía faltan algunas semanas para empezar conocer el alcance de su “fenomenal” reforma tributaria y los proyectos de infraestructura a desarrollar.

Pero por ahora lo único que observamos es la inútil pérdida de tiempo y credibilidad que representa enfocarse en temas secundarios como la inmigración y los refugiados cuando su verdadero

foco debería ser la economía. Siendo justos, también Barack Obama cometió el error estratégico de lanzar el Affordable Care Act (luego conocido como Obamacare) en 2009 cuando la situación (alto desempleo) requería de otras medidas como, por ejemplo, una reforma profunda de Wall Street para hacerles pagar por la irresponsable crisis de 2008.

En China, el semáforo hace rato está en amarillo, amaga con pasar a rojo y siempre el Gobierno logra salvar la situación. Pero algo huele mal cuando se fugan capitales por US$ 1 billón en menos de tres años (25% de las reservas internacionales). Hasta ahora, los pronósticos de un cataclismo han fallado, pero algún día será demasiado tarde. Mejor estar prevenidos.

¿Volvieron los '90?

¿Qué es más importante: Trump o China? Imagino a muchos funcionarios del Gobierno hacerse esta misma pregunta. Por ahora, la respuesta es Trump porque este es un Gobierno práctico, que trata de imprimirle racionalidad a la economía sin aplicar grandes reformas. Cambiemos no es ni liberal ni populista, es gradualista.

Pero este proceso de ajuste lento deja a Argentina cada día más expuesta a las variables financieras externas como ocurría en los noventas aunque sin la magia del 1 a 1, el tapado de María Julia o el “me cortaron las piernas” del Diego.

Mi recomendación es no enamorarse del gradualismo como ocurrió con la convertibilidad porque mientras las variables externas nos sonrían, siempre habrá tiempo. Pero tarde o temprano la realidad vendrá a golpear la puerta y entonces, todo será un “yo te dije que esto terminaba mal”.

(*) Economista y asesor financiero

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