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“El atraso cambiario es el resultado del fracaso fiscal”

21 febrero de 2017

Entrevista a Daniel Artana, Economista jefe de FIEL

En diálogo con El Economista, Daniel Artana, economista jefe de FIEL, hace hincapié en la dinámica fiscal. “El trasfondo es el mismo: la política fiscal todavía no es consistente con la política monetaria ambiciosa del BCRA”, sostiene. Además, ofrece su visión sobre el crecimiento en 2017, y su derrame en la calle, así como sobre la cuestión del atraso cambiario y la necesidad de cambiar los motores de expansión. “Argentina necesita que suban la inversión y las exportaciones. Si no ,te mordés la cola”, explica.

El BCRA celebra la desinflación del segundo semestre de 2016 y del primer mes de 2017. ¿Cuánto hay de desinflación real y cuánto de dólar atrasado y tarifas estables?

Hubo una baja efectiva de la inflación en el segundo semestre de 2016 y en enero dio 1,3%. Ocurre que ahora vuelven a subir las tarifas y febrero tiene un piso de 2%. Más allá de eso, vemos una inflación en 2017 que estará algo por arriba de la meta del BCRA, pero más baja que en 2017.

O sea que se moverá un poco en los meses en que impacten las subas de tarifas pero con tendencia hacia la baja?

Sí, nosotros la vemos en 19,9% para 2017. Sustancialmente más abajo del 38% de 2016.

Algunos de sus colegas plantean que el BCRA, si se empecina en cumplir la meta, puede sobreactuar el sesgo contractivo de su política monetaria y eso puede afectar la incipiente recuperación?

Nuestro pronóstico de crecimiento, que está algo debajo de 3%, supone que la política monetaria va a seguir siendo dura. Con una política más laxa, podríamos haber proyectado un crecimiento más alto, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana. El trasfondo es el mismo: la política fiscal todavía no es consistente con la política monetaria ambiciosa del BCRA. Por eso se coloca deuda afuera y eso te aprecia el tipo de cambio real. Eso te ayuda con la desinflación, pero te genera dolores de cabeza en el frente externo. Las nuevas autoridades económicas parecen más enfocadas en cumplir con los objetivos fiscales, algo que no ocurría con las anteriores.

¿Es posible el 4,2% del PIB que se plantea el Presupuesto como meta?

Sí.

¿Se podría ser más ambicioso allí o no sería conveniente?

Hacer un ahorro de casi medio punto del PIB en un año electoral sería importante. El error fue en 2016: no había elecciones y terminaron con un déficit primario igual que en 2015. Las correcciones se deben hacer en los años pares y lo que ahorraron en subsidios lo gastaron en otras cosas.

¿Esa proyección fiscal es compatible con una explosión en la obra pública, como prometió Rogelio Frigerio?

La obra pública, entre Nación, provincias y municipios, es cerca de 4% del PIB, y va a seguir ahí. Crecerá con el PIB, aunque quizás se acelere la ejecución y se normalicen los pagos.

El Gobierno ha atacado los grandes obstáculos del crecimiento del periodo 2012-2015: cepo, default, emisión monetaria, retenciones, atraso cambiario y demás. Sin embargo, el crecimiento sigue siendo elusivo. ¿Qué falta?

La economía sigue teniendo desequilibrios y para eso hacen falta reformas estructurales. Hay un problema de baja inversión, el atraso cambiario no ayuda, tenés déficit externo y también tenés un déficit fiscal importante. Todo eso genera ruido y, luego de un 2016 malo y varios años de crecimiento cuasi nulo, la economía tiene un espacio para reaccionar, pero no hay demasiado más lugar para el optimismo. Las condiciones internacionales no ayudarán tanto y, por ejemplo, la tasa de interés internacional está subiendo y eso juega en contra. Hay factores que hacen que no puedas crecer 5%.

Hablaba recién de la inversión, un motor que el Gobierno buscaba encender, junto a las exportaciones. Hoy estamos hablando de crecimiento, pero con los motores clásicos: consumo, obras públicas y demás.

Eso es mirar el corto plazo y no resolver los problemas ni mirar la consistencia de largo plazo. En realidad, Argentina necesita que suban la inversión y las exportaciones. Si no te mordés la cola. Tenés un déficit externo que lo usás para financiar niveles de consumo públicos y privados.

Parecería que impera el mandato de ganar las elecciones a toda costa?

Es complicado decirlo y explicarlo, pero a la economía le sobra consumo. Cada vez que anuncian medidas para promover el consumo, estamos yendo en contra de lo que realmente se necesita. ¿Por qué? Porque en la época kirchnerista pensaron que la soja a US$ 500 y el real a 1,60/US$ iban a ser permanentes. Y no lo fueron. Y ahora somos más pobres. Hay que adaptar el nivel de gasto a esa nueva realidad.

Hablemos del atraso cambiario, el tema que más se discute por estos días. ¿Hay alguna solución o el atraso llegó para quedarse?

No tenés un tipo de cambio que se atrasa por un boom de exportaciones o una lluvia de inversiones extranjeras sino por un boom de préstamos para financiar el déficit del sector público. El atraso es producto del fracaso en resolver el problema fiscal. Esa es la madre de todas las batallas. Elegiste ser gradual y el ajuste lo hizo el sector privado exportador.

No hay salida, entonces?

La alternativa es que el Gobierno se financie en el mercado nacional de capitales, pero allí hay límites. Bajar el déficit fiscal es la otra opción, pero eso no se puede hacer de un día para el otro. La otra es que el BCRA salga a comprar emitiendo y cobrando más impuesto inflacionario, y eso tiraría por la borda la meta del 12%-17%.

¿Se va a sentir la recuperación en la calle?

Va a ser mejor que 2016 porque se van a recuperar las jubilaciones y los salarios reales.

¿Y el empleo?

Nosotros prevemos que va a crecer, pero poco.

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